Usted probablemente ya vio o vivió esa típica escena del jardín de infantes.
El niño se acerca a un grupo de compañeros para jugar cuando, de repente, es expulsado del juego.
La razón para excluirlo no siempre es lógica, a veces es una palabra equivocada, alguna característica diferente que se convierte en el motivo de incompatibilidad, etc.
Algunos pequeños van a superar fácilmente el trauma. Otros siempre van a esperar que suceda nuevamente, transformándose en personas inhibidas o tímidas, especialmente si el hecho se repite más veces.
Son adultos que desarrollan el miedo de hablar en público, el temor a relacionarse, la inseguridad que los hace perder oportunidades y tantos otros problemas de comportamiento.
La verdad es que cualquier cosa que suceda con el niño antes de nacer puede afectar su futuro.
Una investigación realizada por el Departamento de Psiquiatría del Hospital Dinamarqués Helse Fonnano en el comienzo del año, revela que los hijos de padres que sufren un alto nivel de estrés durante la gestación, tienen tendencia a tener problemas emocionales y de comportamiento hasta los 3 años de edad.
De la misma manera, los niños que presencian peleas entre los padres, o sufren con conflictos en casa o abuso, tienden a pasar por los mismos problemas en el futuro al involucrarse en relaciones problemáticas. Un ciclo de abuso.
Encontró lo que necesitaba, la solución para extirpar sus problemas de raíz
Sabrina Carlos, como muchos adolescentes, vivía angustiada, con depresión y dolores de cabeza constantes. Además tenía mareos y desmayos, veía cosas extrañas, escuchaba que la llamaban y la tocaban cuando no había nadie cerca. El tiempo pasaba y se sentía muy sola, no podía dormir y los problemas familiares la hacían pensar en suicidarse cortándose las venas. Para evadir sus problemas salía por la noche, vivía fuera de su casa y era muy rebelde. Pero todos sus esfuerzos no servían de nada, sus problemas tenían una raíz profunda y seguían haciéndola sufrir.
Cansada de no encontrar una salida, se acercó a la Universal, participó de las reuniones y encontró una manera de terminar con esos problemas. Cuando encontró la ayuda en Jesús usó su fe para terminar con sus problemas de raíz.
Paulatinamente su interior fue lleno de la presencia de Dios y, venció sus problemas espirituales, dejó de ser rebelde y de pensar en la muerte. “Jesús transformó mi vida, me salvó y en Él encontré la razón de vivir y ser feliz”, afirma sonriendo.
“Era una mujer triste, pero Dios me dio paz y alegría cuando más lo necesitaba”
A lo largo de la vida pasamos por muchas etapas, enfrentamos cambios que no siempre son positivos. Hacerles frente para superarlos no es tarea sencilla, pero existe una manera y Esther Flores la encontró. Ella llegó a la Universal buscando ayuda espiritual. Su vida era un tormento constante, veía sombras y escuchaba voces. “Sentía que alguien se sentaba en la cama, pero no había nadie”, recuerda. Pero esos no eran sus únicos problemas, 10 años atrás había sufrido la pérdida de un familiar y no lograba superarlo. “Lloraba mucho por mi hermano fallecido”, cuenta, recordando esos momentos en que las raíces de sus problemas eran fuertes.
Sin embargo, al participar de las reuniones encontró una manera de superar todo lo que la hacía sufrir. A través de las enseñanzas bíblicas aprendió a usar su fe y luchó para cambiar su situación. Hizo las cadenas de oración con fe y determinación, entonces, obtuvo los resultados que necesitaba. Cortó la raíz de sus problemas y desapareció todo lo que alimentaba su sufrimiento. Entonces, en meses fue libre de la tristeza, y de las perturbaciones espirituales. Dios sanó su corazón y la llenó de paz y seguridad. “Me entregué completamente en las manos de Dios y hoy tengo paz. Gracias a Él mi vida y la de mi familia están bien”, finaliza sonriendo.
LIBÉRESE
El próximo domingo 17 de noviembre, la Universal realizará un movimiento denominado “RAÍZ”.
El objetivo es orientar a las personas a reaccionar de manera positiva en contra de sus fantasmas del pasado, y a librarse de ellos.
El peso del pasado lamentablemente paraliza a muchos impidiéndoles seguir adelante.
Sin darse cuenta, están enraizados en sus traumas.
Así como las raíces de un árbol sirven para afirmarlo en el suelo, en las personas, las raíces son como anclas que empujan al individuo hacia abajo o lo amarran a un mismo lugar.
Sin embargo, la decisión de reaccionar solo depende de cada uno.
Si desea liberarse también de sus raíces, busque la Universal más cercana a su casa.