Los cuatro evangelios del Nuevo Testamento son la base del cristianismo. Allí están resumidas las enseñanzas del Señor Jesús, Nuestro líder. Entre aquellas líneas se encuentran los pasajes más importantes de la vida de Aquel que fue enviado por Dios.
Sin embargo, de los cuatro biógrafos que se dispusieron a contar la vida del Nazareno, solo dos estuvieron presentes en los acontecimientos relatados. Llegaron a caminar al lado de Jesús mientras estuvo como hombre y, por medio de sus propias experiencias, escribieron los evangelios que conocemos hoy.
Mateo, antes llamado Leví, era un publicano, cobrador de impuestos, cuando Jesús lo encontró. Como uno de los 12 discípulos que estuvieron más cerca del Nazareno, él pudo vivir la mayoría de los hechos importantes de la predicación de Jesús. En su evangelio, Mateo deja claro el poder que poseía el Señor, dedicándose a comparar Su vida con los textos del Antiguo Testamento.
Juan fue uno de los hombres más cercanos al Señor Jesús. Hermano de Santiago, el pescador, estuvo al lado del Señor durante toda la predicación y, en la crucifixión, fue el apóstol que consoló a las tres Marías. La confianza de Juan era tanta que, ya en su vejez, exilado en la Isla de Patmos, recibió las visiones para escribir el libro de Apocalipsis.
Lucas y Marcos
Al revés de lo que imagina, Marcos y Lucas no estuvieron al lado de Jesús durante Su evangelización. Los dos biógrafos utilizaron las historias que oyeron para conocer y compartir la vida de Cristo.
Lucas fue un médico de Antioquía convertido por Pablo. Como su mentor, Lucas también fue un pagano de éxito que, después de conocer al Señor, se puso a predicar las obras del Señor. Él estuvo en la presión con Pablo y participó en todos los viajes misioneros de su amigo.
Como uno de los pocos hombres cultos de la época, Lucas pudo acercarse con más fuerza tanto a los humildes como a las personas más prósperas, económicamente hablando. Su evangelio fue escrito entre los años 58 y 65 después de Cristo (d. C.) y siempre tuvo la misión de asentar la fe en los nuevos cristianos, que se convertían casi todos los días.
Para escribir su libro, Lucas utilizó testimonios y documentos de la época. Se cree que las conversaciones con María, la madre de Jesús, también han influenciado en su texto.
Por su parte, Marcos pudo haber convivido por un corto tiempo con Jesús. En cuando a eso no hay seguridad. Algunos estudiosos creen que el evangelista fue quien le concedió su casa para la última cena.
Siendo ese el caso o no, lo que sabemos es que Marcos se puso a escribir su evangelio con el objetivo de narrar la biografía de Jesús, principalmente para los romanos que estaban convirtiéndose. Eso se comprueba por el hecho de citar poco el Antiguo Testamento, libro destinado a los judíos, y buscar describir los hechos que rodearon la vida del Nazareno, atendiendo menos a las enseñanzas en comparación con los otros tres evangelios.
Marcos habría basado su texto en las enseñanzas de Pedro, quien lo adoptó espiritualmente. Después de las prédicas del discípulo que vivió con Jesús, el pueblo habría pedido que Marcos escribiera aquellos pasajes. Las memorias como niño, relatos de otras personas y documentos fueron las otras fuentes del biógrafo, que redactó entre los años 57 y 59 d. C..
Por lo tanto, sabemos que de los cuatro pilares fundamentales del cristianismo, dos están basados en experiencias del hombre. Los otros dos, comprobando la fuerza de Jesús, están basados en las experiencias del alma.
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