Así como existe la luz y la oscuridad, el calor y el frío, existen también personas buenas y malas en este mundo. Están en todos lados, a nuestro alrededor, cerca y lejos. Y con un agravante: no usan etiquetas de identificación. No está escrito en la frente de nadie: “buena persona” o “mala persona”. Por el contrario, las apariencias engañan. Existen lobos con piel de oveja y ovejas que son consideradas lobos y no lo son. Y es allí donde está el problema.
Las amistades nos influencian. Nos guste o no somos afectados por el medio en el que vivimos. Si elegimos personas que son malas influencias para que sean nuestros amigos, seguramente nos influenciarán hacia el mal. Curiosamente, lo contrario normalmente no sucede.
Entre tantas otras cosas, las malas amistades pueden llevarnos a estas 8 consecuencias:
-. Vicios (“Pruébalo, te va a gustar…”)
-. Lugares y ambientes inapropiados (“Vamos, todos van a estar allá…”)
-. Malas decisiones (“Si yo fuese tú, yo…”)
-. Promiscuidad, traición (“Deja de ser anticuado, aprovecha la vida…” “De la manera que él(a) te trata, realmente merece que lo traiciones…”)
-. Sentir rabia hacia las mismas personas (“Yo odio a fulano, no sé cómo te gusta…”)
-. Perder ciertas virtudes y principios (“No puedes ser tan correcto…”)
-. Apartarse de Dios (“Para qué ir a la iglesia, Dios está en todas partes…”)
-. Tener problemas en el matrimonio o en la familia (“Vamos, no dejes que tu mujer/marido/padre/madre, te manden…”)
Tal vez usted diga “No, yo sé separar las cosas, no me dejo influenciar tan fácilmente” Entonces haga un análisis de su pasado. Vea cuántas cosas terminó haciendo por influencia de otras personas y después se arrepintió. Si es honesto, verá que ya sucedió con usted. Más de una vez. Admito que también conmigo fue así. Por eso, aprendí la lección.
La dura verdad es que existen personas que son buenas si están bien lejos de nosotros.
Tal vez una de sus buenas actitudes al comenzar este año nuevo sea dejar ciertas amistades. Comenzando por su Facebook y continuando por su trabajo, viejos amigos, iglesia e incluso familiares – haga una limpieza general.
Quien suma, queda. Quien resta, sale. ¡Sin piedad!
Ame a todo el mundo. Elija bien a los amigos. Ellos lo van a influenciar.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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