Todos nosotros tenemos necesidades y deseos. Usted necesita alimentarse, pero en determinado momento quizá desee comerse un suculento bife argentino (o una manzana orgánica de los frutales de Washington, si es vegetariano) Usted necesita un auto pero tal vez desee una lujosa máquina alemana con olor a cuero en su interior. Necesita vestirse pero desea un traje italiano.
Como se habrá dado cuenta, existe una distancia entre la necesidad y el deseo. A veces muy grande, a veces no tanto.
En el matrimonio también existen necesidades y deseos. Usted necesita que su compañero le sea fiel. Pero tal vez desee que no mire a otras mujeres en la calle, en la TV o en internet. Usted necesita el respeto de su esposa. Pero tal vez desee que ella le lo elogie de vez en cuando.
La lección principal es:
Usted solo va a lograr lo que quiere de su cónyuge cuando le de lo que él necesita. Dándole lo que él necesita mantendrá el matrimonio. Pero un matrimonio maravilloso vendrá de darle lo que él quiere.
Los problemas principales ocurren debido a un desequilibrio en ese punto, a saber:
*Exigir lo que uno quiere sin dar ni lo que el otro necesita (ej: sexo todos los días sin dar una palabra de cariño)
*Dar lo que el otro quiere pero no lo que necesita (ej: traerle flores pero serle infiel)
*Dar solo lo que el otro necesita es creer que sus deseos son lujos (“Yo no hago faltar nada en la casa, ¿qué más quieres?”)
*No suplir ni las necesidades y mucho menos los deseos. (al borde del divorcio)
Si usted quiere tener una relación feliz, entienda estas verdades básicas acerca del ser humano (su cónyuge es uno):
Todo ser humano tiene necesidades y deseos. Las necesidades deben ser satisfechas antes que los deseos. Una vez satisfechas las necesidades, los deseos se hacen muy importantes.
Comience preguntándose: “¿Qué es lo que mi cónyuge necesita de mí?” Si la respuesta no es tan obvia, pregúnteselo. Enseguida, satisfágale todas sus necesidades. Después pregúntese: “¿Cuáles son los sueños y deseos de mi esposa/marido y cuáles son los que yo puedo comenzar a realizar?
No piense que los sueños y los deseos son necesariamente caros o idílicos. Su cónyuge puede tener un deseo simple que no le cueste nada, solo un pequeño esfuerzo. En la mayoría de los casos, las necesidades exigen mucho más para ser satisfechas que los deseos. ¿Qué es más difícil, por ejemplo, trabajar el mes entero para pagar las cuentas o bailar con ella esa canción romántica que vive pidiéndole?
Suplir las necesidades de su cónyuge mantendrá su matrimonio. Realizarle los deseos hará de ustedes una de las parejas más felices del mundo. Ignorar ambas cosas es el camino seguro hacia el divorcio.
Decida su destino.
A pesar de haber usado “él”, se aplica lo mismo a “ella”
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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