¿Cómo el Espíritu Santo exhorta, orienta, conduce y consuela a una persona? Él trae a su memoria lo que está escrito en la Biblia, que es Su Palabra.
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en Mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” Juan 14.26
Es extremadamente importante que aquel que depositó la vida a los cuidados de Dios, se esfuerce para tener el conocimiento de los Registros Sagrados en los cuales están impresos Sus pensamientos. Es en la meditación en las Escrituras que se encuentra la voz del Espíritu Santo.
Por ejemplo: cuando una persona está siendo tentada, ¿cómo la fortalece el Espíritu Santo? Él le hace recordar que “no os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1 Corintios 10.13), “…resistid al diablo, y huirá de vosotros.” (Santiago 4.7). Inmediatamente, el espíritu se fortalece y la tentación es vencida.
El diablo trabaja fuerte para que las personas no tengan acceso a las informaciones divinas, que son las armas que el Espíritu Santo usa para conducir nuestra vida. Y por eso muchos, al agarrar la Biblia para leer, sienten sueño, pereza, cansancio, etc. Es así que el mal prevalece.
“… Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.” Oseas 4.6
Es verdad que el diablo conoce la Biblia de tapa a tapa –pero por eso no deja de ser diablo- y que “… la letra mata, mas el Espíritu vivifica” (2 Corintios 3.6). Por eso, no sirve tener conocimiento e informaciones de lo que está escrito en la Biblia si no existe la dirección del Espíritu Santo, pues es Él quien la traduce directamente a nuestro espíritu, produciendo vida.
Cuando Dios deseó establecer un canal de comunicación entre Él y Josué, le dijo: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él…” Josué 1.8
Hoy, ese canal está a nuestra completa disposición. Por eso, asuma el compromiso de leer y meditar en la Biblia todos los días. Aunque no entienda mucho al comienzo, en el momento justo, el Espíritu Santo utilizará eso para ayudarle.
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