Con el pasar de los años, los conceptos acerca de la mujer, de lo que ella representa y lo que puede hacer en este mundo, cambiaron tanto que hasta me alarmé. Muchos hombres empezaron a mirar hacia nosotras las mujeres de manera diferente, como si sirviéramos sólo como un objeto de uso temporario mientras que somos jóvenes y bellas. Hasta hace poco tiempo atrás las mujeres eran vistas con respeto y honra. Eran tratadas con respeto y discreción, y la honra de un hombre era casarse con una dama. Sin embargo, hoy en día, a la mayoría de los hombres no les importa si una mujer está de pie en el subte o si está cargando con miles de bolsas. Muchos abandonan a sus esposas, dejando a los hijos para que ella los cuide, como si no tuviera ninguna utilidad más para ellos.
Eso no era lo que Dios tenía en mente cuando creó a Eva. Él la formó del cuerpo de Adán, como si estuviera diciendo: “Ella es parte de tu cuerpo. Cuídala como cuidas de ti mismo. Fue retirada de tu costado, no de tu pie o de tu cabeza; por lo tanto, será tu compañera, y no tu alfombra o jefe.” Dios la hizo compatible con el hombre, pues este necesitaba de una auxiliadora. Si Adán hubiera podido hacer todo solo, Dios no la habría creado.
Dios creó a la mujer para vivir eternamente con el hombre, siendo su auxiliadora y mejor amiga. Él la creó bella, comprensiva y graciosa, que con un simple beso se derrite en los brazos de su hombre y olvida cualquier mal entendido. Un ser increíble, delicado y afectuoso. Si tan sólo ella conociera a la mujer que hay en su interior.
El problema es que la mayoría de las mujeres, no saben que fueron creadas de manera tan especial, por eso, terminan destruyendo su imagen con el fin de atraer la atención de los hombres. Hacen cualquier cosa, lo que fuera necesario, para convertirse en atractivas. Mientras más apretadas son sus ropas, quedan mejores ante sus ojos; mientras menos ropa visten, más seductoras parecen; cuanto más alto hablan o ríen, más llaman la atención de los hombres. Piensan que pueden tener al hombre de sus sueños actuando así. ¡Qué equivocadas están! De hecho, se alejan cada vez más de encontrar a un hombre que las honre y respete. El hombre fue creado para ser un conquistador, y todo lo que es muy fácil de ser alcanzado simplemente no vale la pena tenerlo. Mientras más difícil sea una mujer para él, más la deseará; mientras menos vea su cuerpo, más imaginará cómo debe ser de atrayente; mientras más reservada sea, más interesante la encontrará.
Piensa conmigo: si la buena apariencia y sensualidad son suficientes, ¿por qué hay tantas mujeres lindas, seductoras y sensuales que son tan infelices en la vida sentimental? Tienen dinero, buena apariencia, una carrera, popularidad, se relacionan con las personas correctas, pero aun así, ¡no logran tener un marido permanente!
Hablando como mujer, Aquel que es especializado en el comportamiento femenino enseña: “sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.” (1 Pedro 3:4) y “como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa y apartada de razón” (Proverbios 11:22).
Ahora, ¡es una cuestión de querer encontrar esa mujer en ti o no!
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