Los salarios no aumentan proporcionalmente, la inflación, sigue aumentando, la falta de proyección y la sensación generalizada de que hay que comprar ahora hacen que la mayoría de los argentinos no pueda hacer una planificación de gastos anual y mucho menos piense en ahorrar. En estos momentos en imposible prever los aumentos en materia de cuotas de colegios, alquileres de propiedades lo cual genera malestar anímico y social, que junto con la reducción del poder adquisitivo llevan a que se implementen recortes con fin de proteger los ingresos y en los casos más precavidos, los ahorros. Incluso se desarrollan nuevos hábitos de consumo para poder llegar a fin de mes.
Frente a este panorama una consultora realizó un relevamiento entre 1200 casos aleatorios de personas mayores de 18 años distribuidas por género, rango de edad y nivel socioeconómico para determinar si los argentinos poseían capacidad ahorrativa. El estudio reveló que un 61,6% de los encuestados respondió que no ahorraba al ser consultado si lo hacía en dólares o en pesos. Un 28,4% dijo que elegía la moneda nacional, mientras que apenas un 9,2% manifestó que optaba por la divisa norteamericana.
Acentuando el desinterés, más de la mitad (53,6%) de quienes participaron en la encuesta contestaron que no pensaban en el dólar, mientras que entre quienes sí lo hacían, un 26% consideraban la cotización del blue como el valor principal, en tanto que solo el 20,1% priorizaban el precio oficial.
Con respecto a la pregunta que indagó sobre si había intentado comprar dólares, un 94,7% de los encuestados respondió negativamente, mientras que de manera afirmativa solo lo hicieron un 5,3%. Dentro de ese conjunto que intentó hacerse de la moneda estadounidense, el 39,7% pudo, mientras que un 60,3% fue rechazado por la AFIP.
El relevamiento también da cuenta de que para una amplia mayoría (78,4%) la operación para adquirir esos dólares no fue complicada y que las personas prefirieron llevarse en efectivo el dinero antes que depositarlo (71,4% contra 28,6%).
Quedó demostrado que el argentino no está preocupado en ahorrar en pesos, mucho menos en dólares, solo una pequeña porción de la población cuenta con la capacidad para poder comprar dólares como una previsión para el futuro.
Lo que sí ocupa los pensamientos de los argentinos a diario es que el dinero alcance para cubrir todas las necesidades a lo largo del mes.
Las tendencias actuales
• Comprar por día: Ir al supermercado se transformó en un “paseo” que apela a la creatividad y a la inteligencia, y que, por ende, demanda más tiempo, esfuerzo y caminata. Se gasta menos, se controlan y comparan precios, se aprovechan las ofertas del día y los descuentos con tarjetas que ofrecen los bancos, se reducen o suprimen los pedidos por Internet, y se restringe el consumo de alimentos, como la carne, la fruta y la verdura, cuyos valores se dispararon entre enero y febrero, según se desprende de una convocatoria realizada a los lectores de La Nación a través de su página de Facebook.
• Buscar alternativas a las primeras marcas: Muchos optan por adquirir las segundas marcas o las que son propias de los supermercados, y un pequeño porcentaje, aunque en alza, visita los mayoristas o concurre una vez al mes al Mercado Central. Los más osados recomiendan, incluso, montar huertas y cultivar puertas adentro.
• Volver a la comida casera: El retorno al consumo responsable desplaza al delivery. Se vuelve a preparar la comida en casa, se preparan varios platos y se freeza. Predomina lo casero.
• Dejar de lado los grandes lujos: Los recortes de gastos se evidencias en que los asados, las picadas, ir a comer afuera, el teatro y el cine pasaron a la historia. Ahora las salidas se eligen a conciencia, y además se vuelven más espaciadas. Por otro lado, se retoma la práctica de reunirse en casas y cocinar entre todos en lugar de pedir pizza, empanadas o sushi.
• Cambiar los lugares para descansar: A diferencia de años anteriores, los destinos locales encabezaron las opciones de la mayor parte de la clase media, y la estadía se redujo en días como en frecuencia. Sin dudas, los más castigados aquí fueron los amantes de las escapadas cortas; algo que se dificultó por los costos de la nafta, los hoteles y la gastronomía.
• Limitar los gastos: En cuanto a la capacitación a través de cursos o las actividades extracurriculares de los chicos, los arreglos de la casa o del auto, los gastos escolares y del club, y los regalos a amigos en ocasiones especiales, hay que limitar los gastos gradualmente y buscar opciones más económicas.
El argentino no ahorra como consecuencia de las razones primarias que llevan a pensar en el gasto/consumo como única posibilidad luego de cobrado el sueldo. De hecho, yendo más en profundidad, el motivo de esta conducta ni siquiera es local. Es decir, no se limita solamente a los argentinos sino que es algo común a nivel global, estemos hablando de países subdesarrollados o de grandes potencias.
La gente no ahorra porque no tiene claro para qué ahorrar. Basa su conducta en temas de dinero que escuchó de algún conocido, en lo que aprendió que hacían los padres en su casa o en las recomendaciones del analista de turno. Al no haber una causa, la intención de ahorrar se debilita y los tímidos intentos terminan desvaneciéndose ante el nuevo modelo de celular, los muebles para la casa o el viaje para las vacaciones de verano.
Conozca el costo de vida de una familia tipo sin subsidios
El ministro de Economía, Axel Kicillof, reconoció que está en estudio la modificación del sistema de subsidios. La eliminación de ese aporte representa, según una estimación de Vil Metal, un aumento del gasto anual del hogar de más de $13 000. Los subsidios aplicados en los servicios públicos desde la salida de la convertibilidad fueron un sistema de contención para los sectores medios y bajos afectados por la devaluación.
El aumento anual del gasto en una familia tipo de Capital Federal con la eliminación de los subsidios podría rondar los 1100 pesos mensuales y 13 300 pesos anuales, lo que representa una suba del 317%.
Para estimar el impacto de la eliminación de los subsidios, se tomó como referencia el precio promedio por el servicio que se paga por la electricidad y el gas en Chile y Brasil, según la medición de los costos de la energía en la región que realiza mensualmente la consultora especializada Montamat y asociados.
El mayor impacto resulta ser el del gas natural, un cliente que actualmente paga una factura bimestral de 60 pesos por el gas, si dejara de ser subsidiado y se equipararan los precios con la región, recibiría una factura bimestral de $1123.
En el caso de la electricidad, un cliente con una factura subsidiada de $75 bimestrales, debería pagar $544 en el mismo período, el aumento sería de 625% si se eliminaran los subsidios.
Fuente: La Nación; Infobae