Dentro de la violencia de género, en el caso de la violencia de género en la pareja, el hombre ejerce una violencia física y psicológica contra la mujer por el solo hecho de ser mujer, por su condición de género. En el peor de los casos se llaga a un extremo de cometer femicidio. Este hecho, en su definición hace referencia a que el asesinato de mujeres por razones de género es evitable. Sí, evitable, porque la violencia de género se puede combatir y sus víctimas pueden recuperarse, el primer paso es buscar ayuda.
A pesar de que la pérdida de la dignidad y la libertad emocional es una de las situaciones más dolorosas en la vida y más aún si viene de parte de la persona elegida para construir un proyecto de vida, en nuestro país muchas mujeres logran encontrar la ayuda que necesitan para salir de este círculo vicioso.
El mecanismo violento es el siguiente: el agresor entabla una relación de dominación mediante un proceso de destrucción psicológica que se da a través de agresiones visibles y ocultas, que no se ven pero se sienten y dejan huellas muy profundas; suceden en forma repetida y frecuente durante meses o años hasta que irrumpe muchas veces la violencia física.
Este proceso comienza con una seducción perversa, el hombre capta lo que ella desea y se lo da en apariencia. No es producto del deseo o el amor sino de la manipulación para que la víctima fascinada le crea, se deje influenciar para mantenerla a su disposición, obtener de ella todo lo que quiere y de esta manera la convierte en un objeto de su propiedad. La destrucción consiste en que la víctima se someta sin darse cuenta y anule su deseo.
La violencia de género no solo se hace presente en los matrimonios, sino que su antecedente temprano se da en el noviazgo. En Buenos Aires las consultas de mujeres por noviazgos violentos se incrementó, el año pasado el ministerio de Desarrollo Social porteño recibió 9000 llamados, a través de la Dirección General de la Mujer, para consultar por noviazgos violentos. Se trata de un promedio de 24 llamados diarios. La cifra de mujeres víctimas de novios violentos creció un 20% respecto de las consultas del año anterior.
Recientemente en una encuesta sobre la violencia de género, sobre un total de 1388 casos de violencia familiar, en más de la mitad el grupo más vulnerado lo comprenden las mujeres que tienen entre 20 y 39 años de edad, y el 40% de las víctimas convive con su agresor, informó el Ministerio de Salud provincial. La agresión de mayor frecuencia es la violencia física: 502 mujeres asistidas la presentaron, es decir, el 78,%.
En tanto, 339 de estas mujeres afectadas por violencia física (67,5%) además sufrieron violencia verbal y psicológica; mientras que en el 10% de los casos las consultas estuvieron asociadas a violencias física y sexual. Y en un 8,9% a violencias múltiples: física, verbal, psicológica y sexual.
De ellas, el 23,8 %ingresó por guardias de emergencias, y por la gravedad de las heridas, el 13% debieron ser internadas. No obstante, de las que asistieron a consultorios (76, 2%) fueron derivadas a internación un 31%.
“En las planillas de consulta establecemos estas categorías, pero la realidad es que las modalidades de violencia se combinan, por eso nos negamos a mencionar la problemática en singular”, explicó la coordinadora del Programa para la Atención de la Violencia Familiar y de Género del ministerio de Salud, Lidia Tundidor.
En esa línea sostuvo que “para quienes trabajamos en la atención de las mujeres existen múltiples violencias. Por ejemplo, siempre hay un fuerte acompañamiento de violencia psicológica, en la que el agresor busca vulnerar y atacar la autoestima”.
Para salir de este círculo vicioso, primero hay que reconocer que hay un problema, tomar conciencia del dominio y no justificarlo, actuar y no someterse, pedir ayuda, hablar con un amigo, con la familia, buscar algún espacio terapéutico y hacer la denuncia ante la Justicia. Es posible salir de esta situación violenta, deberá fortalecerse, creer nuevamente en sí misma y desarrollar sus fortalezas como mujer para salir adelante hacia la vida que necesita tener, no piense que no lo logrará, usted puede porque es fuerte.
Reforma del Código Penal, creación de la figura de femicidio
El 14 de noviembre del 2012 la Cámara de Diputados sancionó la ley 26.791 que prevé ciertas reformas al Código Penal. Tras dicha reforma se incorporó el femicidio en el cuerpo normativo, como figura agravada del delito de homicidio simple.
La reforma introdujo la modificación y ampliación del inciso 1º del articulo 80 del Código Penal que prevé una pena de reclusión o prisión perpetua, para quien matare a su “ascendiente, descendiente, cónyuge o a la persona con quien mantiene o ha mantenido una relación de pareja, mediare o no violencia”. Con respecto al inciso 4º del mismo articulo, se incorporó la motivación por odio “de género, o a la orientación sexual, identidad de género o a su expresión”.
También se agregaron los incisos 11º y 12º al articulo 80. El primero de ellos define concretamente la figura del femicidio que consiste en el crimen de una mujer como consecuencia de la violencia de género. Las penas previstas para este tipo de delito es la de reclusión o prisión perpetua para quien matare a “una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género”. Por su parte, también se contempla la misma pena para la situación planteada en el nuevo inciso 12º que prevé el caso del que matare a otro “con el propósito de causar sufrimiento a una persona con la que se mantiene o ha mantenido una relación en los términos del inciso 1º”.
Por último, con la reforma del artículo 80 in fine, se elimina la posibilidad de que se evalúe la existencia de circunstancias extraordinarias de atenuación de la pena “a quien en una ocasión anterior hubiera realizado actos de violencia contra la mujer victima”.
“Los noviazgos violentos elevan en las adolescentes el riesgo de embarazo, de suicidio, de uso de sustancias ilegales, de desórdenes alimenticios y de conductas sexuales riesgosas. Los efectos más comunes sobre la salud mental son el estrés postraumático, depresión, trastornos del sueño, ataques de pánico y fobias”, señaló Carolina Stanley, la ministra de Desarrollo Social.
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