“Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto: Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a Mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. He aquí, Yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que Yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras. Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, Yo os digo: No os impondré otra carga; pero lo que tenéis, retenedlo hasta que Yo venga.” Apocalipsis 2:18-25
La iglesia en Tiatira es caracterizada por: obras, amor, fe, servicio, perseverancia, las últimas obras son más numerosas que las primeras, y la tolerancia a Jezabel.
Esta iglesia tenía todas las cualidades para ser, como mínimo, como la iglesia de Esmirna: tenía obras, amor, fe y, además de eso, perseverancia. Lamentablemente, le tenía también tolerancia a Jezabel, la mujer que, titulándose profetisa, no solamente enseñaba sino también seducía a los cristianos a practicar la prostitución y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Exactamente lo mismo que la iglesia de Pérgamo practicaba. Por eso mismo, esa iglesia se volvía reprensible.
Se creía que Jezabel era una devota de Diana o Artemisa, su otro nombre, y que, teniendo belleza y el don de liderazgo, seguida por gente influyente en la ciudad, y que, atraída a la causa creciente del cristianismo, se juntó a la iglesia, pero insistía en el privilegio de enseñar y practicar los placeres licenciosos, alegando que su doctrina era inspirada. Incluso este es el medio infame que el diablo ha usado para intentar destruir la iglesia del Señor Jesús. Siempre que ella comienza a desarrollarse y glorificar al Señor con almas redimidas, el diablo contraataca, enviando a personas suyas, para que creen divisiones, intrigas, doctrinas falsas, adulterios, robos, mentiras, en fin, todo tipo de suciedad de su reino hacia dentro de la iglesia, para intentar desmoralizarla delante de la opinión pública. Cuando todo esto no alcanza su objetivo, providencia la persecución por parte de las propias autoridades.
Se llamó Jezabel porque, tal cual era la esposa del rey Acab, que fue la que introdujo la abominación del culto de Astaroth en Israel, estaba introduciendo las mismas prácticas pecaminosas en la Iglesia Cristiana.
“Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. He aquí, Yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que Yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.” Apocalipsis 2:21-23
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