Sabemos que, independientemente de la situación que alguien pueda estar viviendo, la fe en las profecías tiene el poder de traer a la existencia todo lo que aún no existe. Es esta la fe que estaremos viviendo el día 11 de mayo, en todas las Iglesias Universal.
Ella creyó en la Profecía
Roxana Farut atravesó momentos muy difíciles, un valle de huesos secos en su vida, para cambiar esa situación fue necesario que tomara una actitud, que creyera en la Profecía. “Cuando llegué a la Universal tenía problemas en todas las áreas de mi vida, principalmente en mi matrimonio. Empecé a luchar por mi esposo, él era alcohólico, agresivo, violento y me humillaba constantemente, tanto física como verbalmente. Eso me trajo como consecuencia problemas espirituales, depresión, angustia, tristeza, deseos de muerte y también problemas económicos. Como él estaba en los vicios gastaba todo lo que teníamos en eso.
Fueron seis años viviendo una situación que mostraba que mi familia ya no tenía más razón de ser. Pensaba en quitarle la vida a mi esposo, para mí esa era la solución. En las noches de insomnio me la pasaba pensando cómo quitarle la vida. Él dormía a mi lado, muchas veces estaba tan alcoholizado que perdía el conocimiento, llegaba y se desmayaba, entonces en esa situación llegué a asfixiarlo. Muchas veces coloqué una almohada sobre su rostro y presionaba varios minutos, luego reaccionaba y lo dejaba.
Con toda esa situación recibí una invitación, cuando llegué a la iglesia escuché la Profecía, creí y me lancé con todas mis fuerzas. Estaba todo mal en mi casa y nunca había tenido el valor de salir a la calle, de levantarme, de luchar y esta vez tuve que salir y luchar creyendo en esa Profecía, porque cuando llegué el pastor me dijo que no llorara más, porque mi vida iba a cambiar y yo creí que toda mi vida iba a cambiar. Yo creí y mi vida fue totalmente transformada. Fui libre de la depresión, de la angustia, de la tristeza y de los deseos de muerte. Mi matrimonio fue restaurado, hoy tengo el mismo esposo pero fue transformado, está libre de los vicios y no es más agresivo ni violento. Toda nuestra vida cambió, somos felices, hay diálogo y paz, tenemos la presencia de Dios, que es lo más importante. Nuestra vida económica también cambió, tenemos un emprendimiento, trabajamos juntos y todas las cosas que antes nos salían mal hoy nos salen bien”.