Cuando se conocieron, ella era secretaria de confianza del obispo Edir Macedo, una mujer discreta y decidida en su fe; él, un muchacho moreno de playa, típico carioca, cuerpo atlético, ropa suelta. Jamás imaginaron ser tan adecuados el uno para el otro. Solo bastó que un hombre con visión, el obispo Macedo, interceda para unir a esa improbable pareja: el obispo Marcus Vinicius da Silva Vieira, de 49 años, y su esposa, Angela Cardoso Vieira, de 50. Ellos se llevaron tan bien que hoy celebran casi tres décadas de unión. Conozca la historia de la pareja que recorrió el mundo para hacer lo que más les gusta: rescatar personas del sufrimiento.
Cuéntennos con detalles cómo se conocieron
Ella: Él era muy bonito, un cuerpo ejercitado y bronceado de playa. Mientras que los muchachos en la iglesia usaban traje, él estaba siempre con jean y ropa suelta. Realmente, no tenía nada que ver conmigo. Pero un día, el obispo Macedo, que era muy cercano a la familia de él, sugirió que nos pongamos de novios. Respondí que no tenía nada que ver conmigo. Fue entonces cuando el obispo planeó una reunión diferente un domingo para unirnos. Llamó a los solteros adelante, colocó a los hombres de un lado y a las mujeres del otro y el soltero que se interesara por una soltera debería llamarla para subir al altar con él. Marcus y yo no hicimos nada. Entonces, aparecieron Cris y Vivi, aún pequeñitas, lo empujaron e hicieron que me dé la mano. Nos dio mucha vergüenza, pero subimos juntos. Después de eso no nos vimos más, cada uno se fue por su lado. Tres meses después, me llamó por teléfono y me invitó a salir. Salimos y pensamos que no teníamos nada que ver, pero, con el pasar del tiempo, nos fue gustando la presencia y la amistad uno del otro. El deseo de estar juntos fue creciendo y entonces nos casamos.
Usted estaba de novio hacía mucho tiempo con una chica que no era convertida. ¿Cómo fue la decisión de terminar el noviazgo?
Él: Estaba de novio hacía 5 años e intenté llevarla a la Universal, pero a ella no le interesaba. Llegaba incluso a ir, pero solo para agradarme. En la iglesia oí mucho al respecto de la renuncia y sabía que en algún momento tenía que dejarla. Estaba indeciso entre la fe y el amor y un día tomé la decisión. Terminé con ella, pero no fue a causa de otra, fue por Jesús. Sufrí, claro, porque no existe renuncia sin sufrimiento.
¿Cómo llegaron a la Universal?
Él: Mis padres llegaron a la Universal cuando la iglesia tenía solo un año, bien al comienzo, pero no me convertí en esa época. Era un joven como cualquier otro. Era mujeriego, salía a fiestas, bebía, tenía novia e iba a la facultad. Cuando mi padre se hizo pastor, ellos se mudaron a Ceará para abrir una iglesia y yo me quedé en Rio viviendo con mi hermano. Fue en esa época que comencé a concurrir a la Universal, por iniciativa propia. Comencé a caer en la realidad, nunca tuve una vida material mala, al contrario, pero el ejemplo de mis padre me hizo despertar. Comencé a ver el sufrimiento de las personas y me di cuenta que el mundo es mucho más que pensar solo en sí mismos. Me identifiqué con la Universal por su forma de darles a los demás y servir a las personas, y yo, que no creía en el ser humano, hoy vivo para salvarlos.
Ella: Tenía una verdadera adoración por mi padre y murió en un accidente automovilístico cuando yo tenía 14 años. Eso me afectó de tal forma que pensaba que no tenía más razón para vivir. Pasé todo ese año de 1978 con una tristeza enorme, llorando todos los días. Mi madre era religiosa, pero ya escuchaba el programa de la Universal en la radio. Cuando tenía 16 años, fui con ella a una reunión, incluso sin saber nada sobre la iglesia. Pero, desde el momento que pisé allí, creí y comencé a buscar a Dios. Concurriendo a la iglesia, esa depresión y tristeza que sentía me abandonaron y pasé a tener ganas de vivir nuevamente.
¿Y cómo fue la decisión de ser pastor? Y usted, Angela, ¿tenía el deseo de servir en el Altar?
Él: Lo último que quería era ser pastor. Veía que mi padre y mi madre se dedicaban mucho y no eran reconocidos. Cuando no tenemos la visión de la fe, esperamos ser reconocidos por los hombres, pero cuando cambiamos, el reconocimiento que esperamos es el de Dios.
Ella: Por el hecho de trabajar directamente con el obispo Macedo, veía la lucha que los pastores y sus esposas tenían, aun más en esa época, cuando la iglesia era menor y todo era más difícil. No me sentía preparada, ni obrera era. Cuando nos pusimos de novios, conversamos mucho sobre la Obra y el deseo de servir a Dios fue naciendo dentro de nosotros.
Usted perdió un hermano muy joven, ¿cómo es posible superar la pérdida de un ser querido?
Él: Mi hermano sufrió una caída repentina en su inmunidad y murió un mes después de eso. Era muy joven, tenía solo 35 años. El luto es dolor y no existe otra forma de vencer el dolor que no sea por medio de la comunión con Dios. Nunca descubrí tanto el valor del Espíritu Santo como en la muerte de mi hermano, Él es consolador. Cuando uno está sufriendo con una pérdida, parece que el mundo se va a desmoronar sobre su cabeza, pero, si tiene a Dios, siente como si Él colocara Su mano encima suyo, impidiendo que los problemas lo afecten.
Ustedes tienen dos hijas que hoy están casadas con pastores y que viven fuera del país. ¿Cuál es el secreto para una educación exitosa en los días de hoy?
Ella: Miro hacia atrás y veo que, incluso viviendo de un lado a otro, criamos dos hijas, una fue alfabetizada en español y otra en inglés, y me pregunto cómo conseguimos eso. Vivir afuera no es fácil, incluso más con hijos pequeños. La más chica era aún más apegada a nosotros y hoy veo a mi “bebé” yéndose muy lejos de mí (risas).
Él: El secreto es tratar a los niños como a pequeños adultos. Cuando uno los escucha y lidia con sus problemas como si fuera algo serio y no menospreciándolos, les muestra que se preocupa y entonces ellos sienten que eso es importante para uno así como lo es para él. Nosotros nunca les impusimos nada a ellas, siempre les dejamos en claro que apoyaríamos su camino, cualquiera que fuera, desde que estén en la presencia de Dios. Ellas nunca nos dieron trabajo.
¿Qué es lo que más les gusta del otro?
Él: Me gusta su discreción. Además de eso, es muy linda, no solo físicamente, sino también tiene una belleza espiritual. Nadie se convierte en secretaria si no es discreta, ella nunca fue de hablar de nadie y eso es algo que las mujeres no saben, pero que los hombres observan y buscan mucho en una mujer. Otra cosa que siempre me gustó mucho es que siempre confié mucho en ella. Administra nuestro dinero y nuestra casa. Nunca necesité tener celos, porque nunca me dio motivos, y la confianza es fundamental para que la relación dure.
Ella: Me gusta su humor, es muy amigo, muy comprensivo y físicamente me gusta todo, su barba que está usando pienso que es linda. En el pasado, él tenía todo lo que podía llamar la atención de una chica: estaba siempre bien vestido, tenía un físico muy lindo y era moreno por el sol. Nunca pensé que sería para mí. Ni siquiera se me pasaba por la mente. Aprecio mucho el amor que tiene por las almas, algo que siempre se destacó mucho en él. Y el cuidado que tiene con las personas. Cuando atiende a alguien, el tiempo no le importa, si necesita estar dos o tres horas solo con una persona, es capaz de eso. Es lo que más me llama la atención.
Perfil de la pareja
Plato preferido
Él: arroz, porotos negros y huevo
Ella: bife y papas fritas
Película
Él: “House of Cards” (serie)
Ella: “La Lista de Schindler”
Momento importante
Él: El día de mi casamiento
Ella: Mi casamiento y el nacimiento de mis hijas
Un deseo
Él: Ver un Brasil más justo
Ella: Volver a Israel
Equipo de fútbol
Él: Flamengo
Ella: Vasco da Gama
Una añoranza
Él: de mi hermano
Ella: de estar con mis hijas
[related_posts limit=”12″]