Los años en prisión, se sabe, suelen ser un obstáculo a veces infranqueable para quienes al salir deben reinsertarse laboralmente en una sociedad que, por temor o prejuicios, entre otros motivos, tiende a cerrarles las puertas del empleo. Ante esta problemática y cuando la informalidad asoma casi como la única salida, en los últimos años se vienen sumando las iniciativas oficiales -acaso aún insuficientes- que mediante subsidios, programas de educación y capacitación buscan allanar el camino al trabajo en libertad, donde la actividad autónoma y los emprendimientos productivos parecen llevar la delantera.
Se trata de iniciativas generalmente articuladas con otras dependencias públicas, sindicatos, universidades, cámaras empresariales y organizaciones de la sociedad civil. “De a poco la sociedad va entendiendo que la inclusión de estas personas requiere un esfuerzo conjunto”, expresa María Alejandra López, presidenta del Patronato de Liberados bonaerense, que a través de sus 168 sedes tiene a cargo a 40.000 tutelados (el 30% en estado pospenitenciario) y varios programas de asistencia laboral.
Ante la falta de estadísticas sobre la cantidad de liberados que acceden a un empleo, la realidad muestra que “si para cualquier persona hoy no es fácil conseguir trabajo, para ellos es mucho más difícil porque la sociedad tiende a estigmatizarlos, los excluye”, dice Carlos Bocar, coordinador de Trabajo Postpenitenciario de la Dirección Nacional de Readaptación Social (DNRS), a cargo de Marcelo Battistessa, y que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
La reciente y escandalosa salida de Sergio Schoklender de la Fundación Madres de Plaza de Mayo no ayuda en nada a esta problemática. “Cuando se busca trabajo, generalmente se piden certificados de antecedentes, y esto es un impedimento importante”, expresa López. “Por eso, la ley de cupo que impulsó el ministro de Seguridad y Justicia bonaerense, Ricardo Casal, daría alguna solución a este problema.” Es el proyecto de ley aprobado en abril por el Senado provincial, y que debe tratarse en la Cámara de Diputados, que prevé un cupo laboral del 2% en la administración pública bonaerense para personas salidas de la cárcel que hayan cumplido penas de más de cinco años.
Meses antes y después
Desde fines de 2009, el seguro de capacitación y empleo -que cuenta con 250.000 beneficiarios- también incorporó a 900 internos del Sistema Penitenciario Federal y de 14 provincias. El beneficio también se orienta a los liberados. El seguro, al que se puede acceder un año antes del egreso, da un subsidio de $ 240 mensuales y premios económicos según la persona avanza en su formación laboral, dentro y fuera de la cárcel. La oferta propicia la terminación de la primaria y la secundaria, estudios universitarios, cursos profesionales, así como la capacitación en oficios, emprendimientos productivos, además de prácticas laborales, según explica Matías Barroetaveña, subsecretario de Políticas de Empleo y Formación Profesional del Ministerio de Trabajo.
“La intención es atenderlos luego de la liberación en alguna de las 350 oficinas de empleo del municipio más cercano donde vuelvan a fijar su residencia. El subsidio básico es como un viático, pero en la medida en que la persona va haciendo otras cosas, aumenta. Por ejemplo, si asiste a la escuela recibe $ 210 mensuales más; si hace una práctica laboral, puede cobrar 1000 por media jornada, y si lo contratan, la empresa accede a un subsidio durante un año”, detalla Barroetaveña. Aunque todavía no cuenta con estadísticas sobre la reinserción laboral de los liberados que reciben el beneficio, advierte que “ante la dificultad de acceder a un trabajo en relación de dependencia hoy una buena salida, siempre dentro del trabajo registrado, es el autoempleo y los emprendimientos productivos, para los que se pueden recibir hasta $ 9000 y asistencia para ponerlos en marcha”.
Bocar coincide: “Para muchos es la principal salida, pero tampoco es fácil ser emprendedor o sostener los emprendimientos. Por eso, los asesoramos mediante cursos universitarios”. López agrega: “Están funcionando muy bien. Este último tiempo, por medio del Ministerio de Desarrollo Social, se crearon más de 100 y van desde confección de ropa de trabajo o vestidos de fiesta hasta emprendimientos de herrería, pero hay que acompañarlos y a veces también con dinero porque es difícil mantenerlos”.
Además de la capacitación en oficios y de cursos profesionales, la Dirección Nacional de Readaptación Social, que trabaja con internos próximos a salir y liberados del Sistema Penitenciario Federal, ofrece una guía para la búsqueda formal de empleo. “Damos capacitaciones por medio de la empresa Manpower para orientarlos en la búsqueda, en cómo hacer el currículum o presentarse a una entrevista”, comenta Bocar.
La mano de la Uocra
“Con el Ministerio de Trabajo y los gremios -ejemplifica el coordinador de Trabajo Postpenitenciario- articulamos varias capacitaciones; una importante es la que da la Uocra [Unión Obrera de la Construcción] en plomería, albañilería y electricidad, que ofrece una salida laboral rápida. Y con el Ministerio de Desarrollo Social gestionamos talleres familiares. Por ejemplo, para comprar una máquina de coser o de cortar césped, lo que permite que esas personas puedan tener un trabajo autónomo.”
Entre los programas enfocados al trabajo, que de manera independiente y conjunta con otras instituciones lleva adelante el Patronato de Liberados bonaerense, López señala que se tiende al trabajo registrado “porque con el seguro de capacitación y empleo o los programas de emprendimientos productivos las personas deben inscribirse y cumplir con pagos de monotributo y demás”.
Bocar destaca las mayores oportunidades laborales para los internos: “Hoy casi el 70% de los condenados federales está trabajando dentro de las cárceles, pero hay que darles continuidad cuando salen”. Desde la DNRS también se busca alentar la responsabilidad social empresaria y se invita al sector productivo, tanto privado como estatal, a que se haga eco del problema y les dé a quienes se equivocaron y quieren rectificar el camino la oportunidad de dignificarse a través del trabajo.