“Por tanto, cuídate y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, y no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; sino que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos”. (Deuteronomio 4.9)
No podemos vivir de los milagros del pasado, cada día Dios hace cosas nuevas. Dios es un Dios del presente y usted, ¿ha sido una persona del presente o del pasado?
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