Cuando el primer pastor de la Universal llegó a Nueva Zelanda, Raymond Kumar probablemente estaba dentro de un casino o de un bar. Desde temprano, a los 12 años de edad, el muchacho aprendió que esos eran sus lugares y, aunque algunas veces fue consciente de que eso lo perjudicaba, no lograba cambiar su propio comportamiento. Así como él, millares de personas en el país vivían dominadas por el vicio.
A pesar de que Nueva Zelanda es considerado un país tranquilo, del primer mundo, los problemas de las personas son los mismos encontrados en cualquier otra parte del mundo. Es lo que cuenta el responsable por la evangelización en el lugar, el obispo Victor Silva: “De forma general, los problemas no son diferentes a los que encontramos en el resto del mundo: enfermedades, alcoholismo, toxico-dependencia, matrimonios destruidos, etc. Eso prueba que el sufrimiento no es causado solo por los factores socioeconómicos, sino por la falta de Dios. Por ejemplo, estudios muestran que la tasa de suicidio en Nueva Zelanda, especialmente entre los jóvenes, es muy alta en comparación a otros países desarrollados.”
La Universal comenzó sus trabajos en el país en el 2005 y, a pesar de la barrera que el idioma impone – el inglés es la lengua predominante en Nueva Zelanda, además de algunas lenguas nativas -, ya tiene tres iglesias en el lugar. “El pueblo aceptó bien a la Universal. A pesar de ser un país mayormente cristiano, el trabajo de fe y liberación que hace la Iglesia es incomparable”, cuenta el obispo.
El crecimiento de la Universal en Nueva Zelanda también puede ser debido a los diversos medios de comunicación que el equipo responsable utiliza en el país, como el periódico impreso “Universal News” y anuncios en periódicos locales; los programas de la televisión también forman parte de la comunicación. Y, claro, el boca en boca, que tanto divulga el trabajo de la Universal.
Todo eso colaboró para que la Palabra de Dios llegara hasta Raymond. Viendo en la fe una manera de liberarse de sus problemas y darle una vida digna a su familia, el muchacho, con mucho esfuerzo, se dedicó y se liberó de los vicios. Hoy, declara confiado: “Antes de conocer la Universal, mi vida era un gran desorden. Mi esposa y yo peleábamos mucho, todo parecía imposible. Dios me transformó en una persona mejor. Hoy mi familia es feliz.”
Esparciendo bendiciones
El trabajo de evangelización de la Universal neozelandesa se expande por diversos sectores de la sociedad. Una o dos veces por mes, por ejemplo, el equipo visita Spring Hill Prison, en Auckland. Los resultados han sido tan positivos que, a pedido de las autoridades locales, las visitas están siendo extendidas a otros establecimientos de prisión.
Los enfermos y los ancianos tampoco son olvidados. El hospital Middlemore y el geriátrico David Lange Care Home son visitados todas las semanas. Además, la Youth Power Group(Fuerza Joven Universal local) desarrolla constantes acciones de concientización sobre las drogas y el bullyng, entre otros temas.
“La fe que enseñamos en la Iglesia es una fe audaz, que reclama el cumplimiento de las promesas bíblicas. Además de eso, la Universal tiene un trabajo específico cada día como, por ejemplo, conferencias motivacionales y enseñanzas prácticas para las relaciones amorosas, que ha beneficiado a muchas personas”, cuenta el obispo Silva.
Para la historia
Una prueba de la fuerza de la Universal en Nueva Zelanda fue el reciente “Evento del Aceite Santo” (Holy Oil Event), una concentración de fe para quien busca un milagro en su vida. Más de 2,7 mil personas estuvieron presentes, haciendo que esta se volviera la mayor concentración de fe de la historia de la Universal neozelandesa.
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