“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días.” (Salmo 23.6)
La misericordia de Dios no es sólo para disfrutar de ella, sino también para que la tengamos con los que nos rodean.
¿Usted sabe cómo practicar la misericordia con el prójimo?
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