Sandra Acevedo y Marcelo Grassi hoy tienen un matrimonio bendecido, disfrutan de cada momento juntos y luchan unidos para concretar proyectos. Sin embargo, no siempre vivieron momentos felices, hubo un tiempo en que todo era un caos y parecía que no había manera de salvar la relación.
“Nos casamos y yo pensaba que iba a ser feliz porque él me quería. Al principio era maravilloso, nos entendíamos, hasta que empezaron los problemas. Yo era muy nerviosa y mi carácter era terrible, cualquier cosa me molestaba. Como él no quería discutir, yo buscaba una manera para pelear, le reprochaba que no me escuchaba, que no prestaba atención, que era muy celoso.
Era muy agresiva, siempre quería tener la razón y en casa se tenía que hacer lo que yo quería. No podíamos compartir nada. Cuando nació mi primer hijo me desquitaba con él y mi esposo se quejaba de que era muy nerviosa. Con mis actitudes estaba perdiendo a la persona que amaba”.
Su esposo, al querer ayudarla estuvo a punto de internarla en un psiquiátrico porque necesitaba ayuda de inmediato. En esos momentos llegó a la Universal y comprendió que las cosas podían cambiar. Así, perseveró con fe en las reuniones y en la Hoguera Santa.
“Cambió mi carácter, seguí las orientaciones y de a poco fui siendo cariñosa, lo escuchaba. Un día notó que disfrutamos de un simple almuerzo, ya no había peleas, nos entendíamos. Ahora estamos muy bien, tenemos confianza, hay diálogo y mucho cariño”, afirma.
Ellos concurren a la Universal de Morón en Av. Rivadavia 17.551
[related_posts limit=”9″]