Después de muchas privaciones y aislamiento durante 40 días en el desierto, el Señor Jesús fue tentado.
Con seguridad, el diablo creyó que la victoria sobre el Mesías sería fácil, ya que Él estaba cansado, hambriento y solitario.
Gran engaño.
Después de 40 días, Jesús estaba aún más concentrado en Dios. Y no solo eso.
Como Se apartó de las tribulaciones urbanas de la época, estaba 100% atento a Dios. Por lo tanto, estaba fuerte y seguro cuando el demonio lo tentó.
El diablo tenía la Biblia en la punta de la lengua. El Señor Jesús también, pero la diferencia era que Él estaba comprometido con la Palabra, mientras que el enemigo solo la sabía de memoria. El diablo lanzaba anzuelos para apresar a Jesús bajo su dominio, pero no contaba con que el Mesías estaba más fuerte.
Jesús simplemente había alcanzado más entendimiento sobre la voluntad de Dios para Su ministerio y Su vida en la Tierra, y después de esta. Prestó atención a lo que Dios Le dijo en aquel lugar vacío, muerto y desagradable, donde el día tenía altas temperaturas y la noche traía fríos muy fuertes. El Hijo tomó cada palabra, cada lección que Le enseñó el Padre. Su atención fue total, sin distracciones.
Y cuando el diablo se acercó para distraerlo, Jesús salió victorioso.
¿Cuando usted sea tentado durante el “Ayuno de Jesús”, estará fuerte por haberle dado una atención completa a Dios, por conocer la dirección dada por Él, o estará débil por haber cedido a la voluntad de contenido secular?
Aquellos 40 días en el desierto fueron un curso intensivo para Jesús, que salió del desierto graduado con méritos, servido por los ángeles que Lo alimentaron después de la victoria. Pero el Mesías no era el único alumno para aquellas lecciones. Todos nosotros también lo somos, pues todo lo sucedido quedó registrado en la Biblia para nosotros, hasta hoy.
¿Usted es un compañero de Jesús en ese curso, o un alumno del diablo en el día a día?¿Ya se decidió?
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