Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Juan 6:12
EJesús había acabado de multiplicar cinco panes y dos pececitos para alimentar a una multitud de más de diez mil personas. Cuando todos se llenaron, ¿qué hizo Él? Mandó a recoger lo que sobró para que nada se perdiera. Aquel que tiene el poder de generar cualquier cantidad de abastecimientos, cuyo granero es la infinidad de los cielos, Se preocupó por no desperdiciar ninguna sobra.
Jesús no quiere que nada se pierda. Él odia perder. No quiere perder a Sus escogidos (Juan 17:12). No acepta perder una oveja en medio de cien (Lucas 15:4). No acepta que ni un pelo de nuestra cabeza sea perdido para los que nos odian y nos persiguen (21:18). Hace una fiesta cuando alguien que estaba perdido es salvo (Lucas 15:32). Manda a recoger las sobras de los panes y de los peces para que nada se pierda.
Dios odia perder. Quien es de Dios también tiene que aceptar ese carácter.
Lamentablemente, perder ya se volvió el hábito de muchas personas. Aceptan la derrota con la mayor naturalidad. Justifican sus pérdidas como algo normal. La mayoría de las empresas hacen un presupuesto solo para admitir pérdidas. Pero si usted absorbe este Pensamiento de Jesús, pasará a odiar las pérdidas.
Perder su tiempo con tonterías. Perder el tiempo de los demás llegando atrasado a sus compromisos. Perder dinero con malos hábitos de consumo – sea dejando una luz encendida sin necesidad, comprando algo solo porque está en promoción, gastando en lo que no es pan, etc.
La única pérdida que Dios nos aconseja sufrir es la que nos traerá mayores ganancias: “… todo el que pierda su vida por causa de Mí, este la salvará.” (Lucas 9:24)
Aplicación: Odie las pérdidas y los desperdicios. Entrénese para no aceptar la derrota ni el mal uso de sus bienes y recursos – y para respetar a los demás.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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