¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Juan 6:5
Jesús había subido a un monte con Sus discípulos. No tardó mucho, miró y vio a la distancia una gran multitud que venía en Su dirección. Anticipando el problema, le hizo la pregunta de arriba a Felipe, uno de los doce discípulos. Él ya sabía lo que iba a hacer para resolver el problema (ya tenía la solución), pero aun así le preguntó para probar a aquel discípulo.
Lo que me llama la atención aquí es que bastó que Jesús mirara a la multitud acercándose para anticiparse al problema. Esa es una rara habilidad. Pensar adelantado, antever lo que irá a suceder, es de gran valía en todas las áreas de la vida. Si usted piensa hacia adelante, anticipa los problemas que podrán suceder, se coloca al frente de la mayoría de las personas. Y así puede tomar decisiones preventivas o prepararse para lo inevitable. Usted es el empleado que todo patrón pagaría el doble de los honorarios para tenerlo.
Todos tienen la capacidad de anticipar ciertas cosas usando la lógica, la inteligencia y la imaginación. Solo basta colocar la mente en funcionamiento.
Otro punto es la objetividad de Jesús en la definición del problema: “¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?” O sea, fue directo al punto, rápido, claro y sin rodeos. “Las personas van a sentir hambre” (problema). “¿Dónde vamos a comprarles comida?” (búsqueda de la solución). No perdió el tiempo lamentándose ni culpando a nadie.
Una de mis mayores frustraciones es trabajar con personas que (1) no anticipan los problemas, (2) no saben definir el problema con objetividad, y (3) no presentan soluciones sino solo reclamos.
Pensar como Jesús es hacer lo contrario.
Aplicación: Practique anticipar lo que puede no funcionar o suceder. Desde el tránsito que podría atrasarlo mañana temprano hasta cómo se sustentará económicamente en la vejez. Prevenga o prepárese para las dificultades. Sea objetivo al hablar – no se enrede ni dé vueltas. Enfóquese en los resultados. Define el problema correctamente. Y presente soluciones, no solo reclamos.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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