“No vivo en la práctica del pecado, no tomo, no fumo, no me prostituyo, pero siento posesiones en mi cuerpo. Nunca manifesté con espíritus, sin embargo, siento un peso en mi espalda. ¡Ya oré a Dios pidiendo un milagro! Hice de todo y no sé qué más hacer. Le pido que ore por mí.” – Amiga.
Respuesta:
Amiga, usted tiene que analizar bien todas las áreas de su vida, pues, con certeza aún existe algo escondido para que no esté completamente liberada. Debe haber una entrega absoluta a Dios y actitudes diarias que comprueben su entrega. Participe de las reuniones de liberación en esa fe y tengo la certeza de que el mal no permanecerá. Resista al mal y él no tendrá cómo permanecer. La liberación es suya, ¡tome posesión de ella!
(*) Pregunta respondida por Sandra Cruz, esposa de pastor
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