Actuó en más de 40 películas, además de trabajar como productor y guionista. Como director, sorprendió al público y a la crítica al ganar el Oscar y el Globo de Oro a mejor película por “Argo”. Esos son apenas algunos de los logros del actor estadounidense Ben Affleck, uno de los más queridos de Hollywood. Pero todo su éxito no fue suficiente para impedir que el artista asumiera un papel menos noble en la vida real: Affleck tiene un vicio, las apuestas.
Según el sitio Radar Online, Affleck estaría aprovechando los intervalos de las grabaciones de “Batman vs. Superman” en Detroit para participar de juegos de azar en casinos de la región. Una fuente habría afirmado que juega todos los días y hace apuestas altas. “Él solo usa fichas de US$ 500, US$ 1000 y US$5000”.
Recientemente, fue acusado de fraude por hacer una maniobra ilegal para ganar en el Blackjack. También de acuerdo con Radar Online, Affleck llegó a ser echado de una casa de juegos y tuvo que ser acompañado por agentes de seguridad a la salida del local.
La historia de la ludopatía es siempre la misma. En la fase inicial, el jugador recibe estímulos por la victoria. Las ganas de ganar hacen que la persona apueste cantidades cada vez mayores.
Con el tiempo, el jugador no acepta perder y termina apartándose de familiares y amigos. Tal vez, Affleck ya esté cruzando esa línea peligrosa, cuyo fin son las deudas y la desilusión.
Pero no todo está perdido. Los jugadores patológicos pueden recuperarse. Si la persona quiere retomar su vida y salvar su relación, ella necesita asumir que el juego es un problema. La decisión de cambiar es el primer paso para el camino de vuelta.
El juego los estaba destruyendo
Norma Marecos llegó a la Universal con una de sus hijas muy enferma, ella también había enfermado y su matrimonio era un desastre. Había muchas discusiones, no había diálogo y el causante, era el vicio de juego de su esposo.
“A mi segunda hija le declararon esclerodermia, quedó postrada en cama, no hablaba. Hacía los tratamientos, pero no me aseguraban que iba a poder hablar.
Yo sufría con dolor de cabeza por los nervios, además tenía mal de Chagas y estaba depresiva y mi hija mayor estaba enferma de los bronquios, vivía con el puff.
Cuando mi segunda hija nació estuvimos separados un año con mi esposo porque el dinero no nos alcanzaba para vivir juntos. Cuando regresé de Paraguay, el dinero no rendía y él estaba en el vicio del juego. Discutíamos por cualquier cosa, él se iba al casino y sacaba préstamos, luego me culpaba. Yo pasé a odiarlo”.
A su hija debían operarla de una discrepancia en una pierna, que le había afectado los músculos hasta la cadera. No sabía qué hacer y es ese momento la invitaron a la Universal.
Perseveró en las reuniones junto con su esposo hasta que en la Hoguera Santa sacrificó en el Altar. Entonces cambió definitivamente la situación con su esposo, su hija mayor sanó de los bronquios y la pequeña fue operada con éxito. Comenzó a caminar, le suspendieron la medicación y al tiempo dejó de usar los aparatos que usaba para caminar, incluso no fue necesario que siguiera usando zapatos ortopédicos, ahora camina con normalidad. Dios hizo un milagro en nosotros”, asegura Norma sonriendo.
Sea libre de los vicios, participe de una reunión este domingo a las 15hs, en Av. Corrientes 4070 – Almagro.
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