Cuando somos adolescentes, pasamos una buena parte de nuestro tiempo en la escuela y en la facultad, dedicándonos a estudiar. Generalmente, es en la universidad que nos damos cuenta de la importancia y de la responsabilidad en conciliar los compromisos profesionales y los estudios.
En la fase adulta, la carrera gana prioridad, pero el deseo de estudiar nunca debe cesar. Conquistar una vacante pública, hacer un nuevo curso superior o actualizar el currículum profesional son algunos de los motivos que llevan a millares de personas de vuelta a la rutina de los estudios.
Para el psicólogo especialista en ciencias cognitivas Fernando Elias José, es posible conciliar la tarea de estudiar en medio de la rutina de obligaciones, siempre que la persona esté dispuesta a dedicarse. “Lo que recomiendo es que los estudiantes estén ‘por completo’ en cada momento que estén viviendo. Cuando estén estudiando, que presten atención en el estudio, y cuando estén con la familia o en el trabajo, que vivan ese momento”, dijo.
Disciplina y organización
Cuando estudiamos, generalmente detenemos el movimiento a nuestro alrededor, pues necesitamos concentración. Pero lo que es muy placentero para algunos, puede ser encarado como una gran dificultad para otros.
Para quien se identifica con esta situación, el consejo del profesional es mantener la disciplina y la organización. “La frecuencia del estudio debe ser hecha a partir de una planificación con metas. Si la persona se organiza para estudiar 1 hora por día, por ejemplo, deberá hacer eso todos los días, pues de esa manera estará educando a su cerebro para esa rutina de estudios”, explica José.
Al asumir una rutina de estudios junto al día a día atribulado, es común sentirse culpable cuando no se logra cumplir la rutina. En ese momento, la persona puede comenzar a desarrollar excusas que crean verdaderos obstáculos en el momento de estudio, como la falta de tiempo o el trabajo en exceso en la oficina.
Pero, los imprevistos suceden. No se lamente por el tiempo perdido. Asuma la postura de responsable por sus actos. Piense en alternativas que traigan una solución y un resultado positivo. Reorganice el plan de estudios y compense una hora otro día de la semana, el fin de semana, o incluso en actividades extras. Por ejemplo, para quien está aprendiendo un nuevo idioma, vea una película, o un noticiero internacional, sin subtítulos. Lo importante es no desanimarse.
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