Salomón tenía las características que un líder necesita para vencer. Al asumir el reino, él trató de eliminar a los conspiradores. El empresario debe tener la visión de quiénes son sus enemigos para enfrentarlos de la mejor forma. Y Salomón sabía quiénes eran.
El empresario debe saber moverse, haciendo alianzas que puedan ser beneficiosas para sus negocios. Salomón comerció con ciudades vecinas y mantenía relaciones diplomáticas con otros reinos, lo que generó progreso en las ciudades israelitas. Además, al casarse con la hija del faraón recibió una ciudad, aumentando el tamaño de su reino.
El emprendedor debe proteger su negocio y tener stock suficiente para el futuro. Salomón, por ejemplo, fortificó Jerusalén y otras ciudades israelitas con muros y creó las “ciudades almacén”. Él anticipaba posibles adversidades preparándose para ellas, pues también invirtió en caballería y carros de guerra.
El empresario tiene que ser organizado y tener sistemas que faciliten su trabajo. Salomón organizó estructuras administrativas en distritos que estaban ligados directamente a su administración. Tenía puertos estratégicos y una gran flota de navíos.
Claro está que Salomón tenía un imperio, lo que, de cierta forma, facilitaba la aplicación de sus ideas, pero en las pequeñas estructuras es posible ejecutar acciones básicas, basadas en la conducta del rey, que pueden ayudar a que el emprendimiento prospere. No fue por casualidad que el reinado de Salomón duró 40 años y fue muy próspero. Él tampoco se olvidó de rendir homenaje a Dios, construyendo el Templo en Jerusalén.
La salud y la economía estaban devastadas
Mercedes Pazos llegó a la Universal al borde de la muerte por los problemas de salud, había realizado los tratamientos pertinentes pero nada funcionaba. Debido a su estado depresivo llegó a estar internada en una clínica psiquiátrica por las crisis de pánico que atravesaba y su economía también estaba siendo seriamente afectada.
En medio de esta situación, la noche en que iba a suicidarse, vio la programación de la iglesia, llamó y recibió la orientación que necesitaba para cambiar su situación. “Participar de las reuniones fue como salir de un túnel, salía de cada reu-nión totalmente diferente. Al mes ya no tenía ninguna enfermedad y paulatinamente mi economía también fue cambiando. Recuperé la casa, porque estaba hipotecada. Incluso me habían suspendido en el trabajo, sin embargo, logré saldar todas las deudas y tener una vida estable. Hoy soy totalmente feliz, tengo paz y veo a mis hijos bien”, cuenta sonriendo.
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