La fuerza del rojo está ligada a sus principales elementos de referencia: el fuego y la sangre. Tan extraordinario, revolucionario como real, este color es difícilmente clasificable, y su ambivalencia le coloca en un puesto de honor entre los diseñadores a los que les gusta usar este símbolo complejo para deleitar. Asimismo, el rojo puede ser a la vez un tono de otoño y de verano, según el matiz que se quiera destacar.
Para no sobrecargar el ambiente lo aconsejable es dosificar el color con complementos que nos permitan unir los espacios a través de estampados, cortinas, jarrones, sillones o lámparas, siendo el color el auténtico vaso comunicante, permitiendo con ello la licencia de poder combinar diferentes estilos.
Hace un tiempo parecía impensable tapizar en rojo, sin embargo, cuadros, motivos bordados, rayas, linos, sedas o lanas nos ayudan a conseguir combinaciones naturales y de lo más cotidiano.
La galerista de arte e interiorista británica Stephanie Hoppen afirma que la mayoría de las tonalidades del rojo se utilizan como acento y casan bien con los tonos tierra y los grises. “Una elección valiente”, de la que se puede salir con éxito, pese a la dificultad.
“La clave –indica Hoppen- está en cierto estado de la mente y en una sabia mezcla de tono y textura”.
El uso de materiales cálidos y suaves con el vibrante rojo contribuye a matizar un ambiente que podría convertirse en estridente.
Buscar elementos que llamen la atención como mesas, jarrones o lámparas en otras tonalidades permite que la atención se fije en otros detalles evitando, de este modo, una agresión que nos incomode.
El diseñador Stephen Flake sugiere a los atrevidos que se decanten por el rojo que sólo lo utilicen con algunos tonos más “por ejemplo, el negro, el gris y el marfil, que confieren un aire urbano y elegante a la vivienda”.
“Si trata de conseguir un ambiente campestre lo ideal es optar por el “piedra, el pardo, o el café” y así conseguir una atmósfera más cálida”, agrega el experto.
Fernando Mainguyague, director de Relaciones Externas Corporativas de Valentine, señala que el rojo en la pared “es una de las mejores opciones para crear un ambiente actual, ya que transmite cierta sofisticación con un toque de dinamismo. Crea un espacio vital y con fuerza. En salones, consigue ambientes elegantes; en las zonas de juego nos imparte alegría y en despachos crea una atmósfera de gran vitalidad”.
Mainguyague también lo recomienda para destacar ciertos elementos como pueden ser las vigas, o una única pared, o cuando existen varias columnas, por ejemplo.
Para el especialista su utilización debe ser “en zonas donde se quiera estimular a las personas, como despachos (paredes puntuales que ayuden a estimular la mente) o zonas infantiles de juego. Pero también en áreas comunes y zonas de paso”.
Ganando terreno
La cocina es uno de los espacios en los que el rojo está ganando terreno. Santiago Alfonso, director de Comunicación y Marketing de Grupo Cosentino, comenta que el rojo se caracteriza “por ser un color que nunca pasa de moda y que aporta mucha vitalidad al diseño de una cocina”.
Alfonso afirma que este tono tiene ya una larga presencia en elementos decorativos, en todos los ámbitos del hogar, e indica que durante los últimos años, y dentro de una tendencia que apuesta por colores vivos en la decoración de interiores, el rojo es “sin duda una de las tonalidades protagonistas, gracias en parte a sus posibilidades de combinación, su fuerza y viveza”. “Indudablemente es un color con fuerza y luminosidad, que puede predominar sobre el conjunto y restar sensación espacial. De todas formas, como encimera se puede utilizar perfectamente para cocinas de reducidas dimensiones, gracias a la sensación de profundidad que nos regala el rojo”, comenta el directivo de Consentino.
De hecho, según afirma, los gustos de los consumidores durante los últimos años se han consolidado por el uso de colores vivos y con fuerza, para las encimeras.
La clave para que no resulte excesivo está, según su opinión, en saber combinar correctamente las tonalidades, en mantener las proporciones adecuadas con el resto de mobiliario y con los elementos decorativos.
“El rojo es una solución óptima, combinado, por ejemplo, con un mobiliario en color blanco o gris, o con materiales como la madera o el metal”, agrega. Los muebles de pino tintado en rojo y con barniz incoloro son, también, una excelente opción para dormitorios y salones. En este espacio común, los sofás constituyen un elemento ideal para introducir el color de la energía.