El anticristo será identificado por el numero 666. Entonces, cuando surja la bestia-leopardo, o el hombre con el poder político-religioso, debe calcularse el numero de su nombre, y, ciertamente, será el número 666.
El apóstol Pablo enumeró, tres veces, seis características de los hombres del final de los tiempos. Veamos su relato en su segunda carta a Timoteo:
“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios.” 2 Timoteo 3:1-4
Enseguida, el apóstol diseña la figura general de estos hombres: “…que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita.” 2 Timoteo 3:5
Esta revelación del anticristo pone de manifiesto la gran responsabilidad de los seguidores del Señor Jesucristo en llevar la palabra de salvación a aquellos que se encuentran en las tinieblas, ya bajo el yugo del espíritu de la bestia.
Es momento de que todos los siervos del Altísimo se unan no solo en oración, sino, sobre todo, en un esfuerzo conjunto, para rescatar a los perdidos. Cada persona convertida al Señor Jesús tiene la responsabilidad de ser un atalaya.
Dios no llama a nadie solo para salvarlo, sino que unge a todos con el objetivo de alistarlos en la lucha contra el reino de las tinieblas, con el fin de salvar a los que se encuentran perdidos.
¡Fue así con el Señor Jesús y debe ser así con Sus seguidores! El profeta Isaías, sobre la obra de nuestro Señor, dijo:
“El Espíritu de Dios, el Señor está sobre mí, porque me ungió el Señor; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;
a proclamar el año de la buena voluntad del Señor, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados.” Isaías 61:1-2
Aquel que dice tener el Espíritu del Señor Jesús debe tener también el mismo deseo de Él, esto es, el de salvar almas. Más allá de eso, el verdadero cristiano tiene el deber de avisarles a los perdidos que el día de la venganza de nuestro Dios se aproxima. El profeta Ezequiel habla sobre esta responsabilidad:
“Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.
Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano.
Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma.” Ezequiel 3:17-19
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