A pesar de que la pregunta sea amplia, la respuesta es muy simple.
El Tabernáculo, donde se originó el concepto del Templo, fue inspirado por Dios y transmitido detalladamente a Moisés. Tiempo más adelante, David, movido por el deseo de honrar al Altísimo y separar un lugar donde el Arca de la Alianza pudiera estar permanentemente, reconoció la importancia de construir un lugar que representara bien a Dios. El Eterno Se agradó y nuevamente fue específico en los detalles de cómo debería ser la obra que sería concluida por Salomón.
Muchos elementos que componen la cultura judía se originan en esas orientaciones.
Nuestra fuente de inspiración para la construcción del Templo no está en la cultura de un pueblo, sino en los elementos que componen y se originan en la Palabra de Dios, la Sagrada Biblia.
Entonces, no utilizamos símbolos de la cultura judía en sí, sino símbolos bíblicos que nos remiten a vivir la fe y el temor de los grandes hombres de Dios del pasado, que creyeron y obedecieron al Dios de Israel, el Dios de la Biblia.
Además de eso, toda la simbología de los Tabernáculos (Moisés y David), así como del Templo de Salomón, remiten a Yeshúa, el Mesías que vino para los judíos, pero que ellos no Lo reconocieron. Yeshúa es el Señor Jesucristo.
[related_posts limit=”7″]