“La casa, mientras se edificaba, se construía de piedras preparadas en la cantera; y no se oyó ni martillo ni hacha ni ningún instrumento de hierro en la casa mientras la construían”. (1 Reyes 6.7)
Fue con el permiso de Dios que fuimos preparados en la cantera del sufrimiento, de modo que hoy en día en forma de piedra de gran valor, seamos parte de la construcción del templo, su morada.
¿De qué se ha separado para mantener en alianza con Dios?
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