En el Primer Simposio Internacional realizado por la Asociación Argentina de Tabacología (AsAT), la pediatra Ana Balanzat afirmó que “el riesgo de muerte súbita de los bebés aumenta según la cantidad de horas que están expuestos al humo de tabaco”, y aclaró: “No es cuestión de poner al niño a dormir boca arriba, sino que no exponerlo al cigarrillo. Fumar en otra habitación y cerrar la puerta no sirve, porque el humo pasa igual”.
Muchos padres todavía fuman delante de sus hijos, convirtiéndolos en fumadores pasivos y aumentando el riesgo que tienen de sufrir afecciones respiratorias como asma, bronquiolitis y sibilancia, y también otitis, entre otras.
En niños, la exposición al humo de tabaco eleva de dos a cinco veces el riesgo de muerte súbita del lactante; aumenta hasta un 40% el riesgo de padecer asma y, en niños asmáticos, intensifica la frecuencia de las crisis; se incrementan un 70% los episodios de catarro de vías aéreas superiores y de infecciones respiratorias; multiplica las consultas a la guardia y el ausentismo escolar.
Cuando una persona fuma se liberan más de 7000 sustancias. Muchas de ellas se inhalan o se depositan en asientos, muebles, alfombras, paredes y en los juguetes de los niños. Muchos adultos creen que pueden proteger a la familia fumando cerca de una ventana abierta, cuando los niños están ausentes, utilizando un extractor de aire, o simplemente fumando menos. Pero esto no es suficiente ya que, a pesar de ventilar, muchas de estas sustancias permanecen en el ambiente hasta meses después de haber fumado un cigarrillo.
Según datos proporcionados por la OMS, cerca de 700 millones de niños, aproximadamente la mitad de la población infantil mundial, respira aire contaminado por el humo del tabaco, especialmente en su hogar, lo que afecta gravemente su salud.
Aun teniéndolo todo, se sumergió en las drogas
Ariel Giménez lo tenía todo, económicamente estaba bien, pero llevaba una vida de apariencias. En su interior había un grave problema, se sentía angustiado, depresivo y solo, porque no tenía el apoyo y la contención de su familia.
Esto lo llevó a relacionarse con personas que no eran una buena influencia, así, las drogas, la prostitución y el delito eran algo común en su vida. “Recuerdo que consumía todo tipo de drogas, marihuana, cocaína y pasta base, entre otras. También tenía muchos problemas con la Policía.”, afirma al recordar esos momentos.
Todo empeoraba por el consumo de drogas, Ariel se volvió muy agresivo, especialmente con su familia. “Llegué a agredirlos física y verbalmente”, agrega. Después se enfermó, tuvo un soplo en el corazón y hasta lepra. La situación era tan complicada que llegó a intentar suicidarse en dos oportunidades.
Al ver que su hijo estaba sufriendo mucho, su papá luchó por él usando la fe inteligente. Un día lo invitó a participar de las reuniones y Ariel aceptó. Perseveró en las reuniones, así fue libre de los vicios. Dios lo sanó y cambió su interior. “Ahora soy feliz, dejé las drogas y hasta estoy prosperando. Todo cambió en mi vida”.
Sea libre de los vicios, participe de una reunión este domingo a las 15hs, en Av. Corrientes 4070 – Almagro.
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