Unos lo recuerdan siempre alegre en la pantalla del cine, ojos casi cerrados en una sonrisa que parecía grabada constantemente en su rostro. Parecía hiperactivo, de mucho hablar, a punto de explotar de tanta energía. Otros, por otra parte, prefieren pensar en él con una sonrisa tierna, o incluso con una expresión triste que cautivaba al público, haciendo que el espectador reflexione. De cierta forma, el actor y comediante Robin Williams actuó en películas que parecen formar parte de la vida de mucha gente.
Por eso mismo, este lunes 11, la noticia de su muerte, a los 63 años de edad, sorprendió al mundo entero. Principalmente por el hecho de que la policía hablara del suicidio como la causa probable, y porque su asesora de prensa reveló que él luchaba hacía décadas contra la depresión.
A los niños y adultos les gustaba ver a este hombre de risa fácil y un rápido hablar en la pantalla grande o chica. Parecían no asociar aquella imagen a la de una persona que se entregó a las drogas al principio de su carrera. Como es muy común en el mundo artístico hollywoodense, Williams consumía cocaína, droga que consumió con su gran amigo John Belushi, también humorista y una de las estrellas máximas del programa Saturday Night Live, pocas horas antes de que Belushi muriera por sobredosis, en 1982. Fue la gota de agua – o parecía serlo – para que Williams decidiera dejar el vicio y trabajar en su rehabilitación. Consiguió mantenerse “limpio” durante 20 años.
Una voz que nos empuja al precipicio
El período en el que se mantuvo lejos de las drogas fue el más próspero de su carrera. Hizo que mucha gente se doblara de la risa en películas como “Papá Por Siempre” y “Nueve Meses”, pero también hizo que muchos reflexionaran e incluso que llegaran a las lágrimas con “Patch Adams – El Amor es Contagioso”, “Buenos días, Vietnam”, “Sociedad de los Poetas Muertos”, “El Hombre Bicentenario” y “El Indomable Will Hunting” – que le valió un Oscar al mejor actor de reparto en 1997.
Éxito, riqueza, fama, admiradores en todo el planeta. La receta de la felicidad, ¿no? Bien… Aquel que fue uno de los más apreciados actores de su época enfrentó dos divorcios, vicios y “luchó contra sus demonios durante décadas”, como informó NBC News. Luego de 20 años de carrera provechosa después de su rehabilitación, comenzó nuevamente a entregarse al vicio, esta vez más fuerte en relación a las bebidas alcohólicas. Vinieron los problemas económicos y papeles en películas oscuras. Actuaba con grandes actores en la pantalla grande, pero con la depresión todos los días en el escenario de la vida real. Pasó por una seria cirugía de corazón en el 2009. Últimamente, estaba vendiendo buena parte de sus bienes y buscaba trabajo en la televisión.
Williams volvió a las clínicas de rehabilitación en el 2006, pues afirmó que se relajó en mantener a los vicios lejos. “Es un intento de llenar un vacío. Es miedo”, confesó. Otras palabras del actor, esta vez en una entrevista al periódico ABC News, espantan: “Usted está al borde de un precipicio y mira hacia abajo. Hay una voz, y es una voz tranquila, que le dice: ‘¡salta!'”. El 11 de agosto del 2014, el mundo recibió la noticia que él saltó.
Pero, ¿hacia dónde saltó? ¿Con qué uno de los artistas más queridos del mundo intentó “llenar un vacío”, como él mismo dijo? ¿Si realmente fue un suicidio, resolvió sus problemas? ¿Está en un mejor lugar? ¿Está, finalmente, en paz?
Conquiste el verdadero premio
El actor buscó en el mundo la solución para la perdición que el propio mundo le presentó. Su “cura” cuando su amigo Belushi murió no fue permanente. Fue solo un shock que duró 20 años.
Sin embargo, sabemos que de nada sirven los tratamientos clínicos seguidos, luchar usando sus propias fuerzas, sin que busquemos el verdadero y principal auxilio: Dios.
El premio de la Vida Eterna es mejor que cualquier estatuilla dorada del Oscar. Es un premio para quién usted es de verdad, algo que solo se descubre con Dios. Hoy, sabemos que aquella sonrisa constante de un actor a quien queríamos mucho no era real. Ni sus lágrimas de alegría. Fue solo un papel más de él. Y el final de esta historia no fue nada feliz.
Por otra parte, a su final, usted lo elige. Y haciendo la elección correcta, lo que parece el fin se convierte en el verdadero comienzo. Y el comienzo de algo eterno y bueno.
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