Gabriela Suarez había llegado a un Cenáculo del Espíritu muy enferma. “Tenía fuertes dolores de estomago y de cabeza los cuales los médicos no encontraban la solución, además sufría con insomnio.” A raíz de todo esto se le sumaron las deudas, un negocio el cual no prosperaba, no salía adelante. La palabra de un pastor hizo Gabriela tomar una decisión que cambiaría su vida.