“Porque en esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.” (Romanos 8.24-25)
El nacido de Dios, cree sin ver, confiado en sus promesas, con una fe genuina.
En este mundo espiritual se ve y se espera lo que aún no ha sucedido.
La paz y la felicidad están en la esfera de pertenecer al Reino de Dios.
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