En Argentina se registran más de 5 mil casos de cáncer de cuello de útero al año, y los especialistas hacen hincapié en la importancia de realizar acciones preventivas para controlar el virus del papiloma humano (VPH), que es el que puede provocar la enfermedad.
“El cáncer de cuello uterino afecta la parte inferior del útero y es la segunda causa de muerte por cáncer ginecológico en la mujer, luego del cáncer de mama. En nuestro país se diagnostican miles de casos nuevos por año, con un alto índice de mortalidad (1.800 mujeres pierden la vida por esta enfermedad, lo que representa una tasa de mortalidad de 7 por 100.000 mujeres)”, indicó Ernesto Crescenti, especialista en Ginecología, Obstetricia y Cirugía General y director del “Instituto de Inmunooncología Dr. Ernesto J. V. Crescenti”.
El especialista destacó que el virus del papiloma humano (VPH), es un grupo de más de 100 tipos de virus, entre los que se encuentran los denominados de “alto riesgo”.
“Algunos de estos virus están presentes en el 99,7% de los cánceres de cuello uterino, por lo que la infección por VPH es considerada como un factor que eleva las probabilidades de contraer cáncer de útero”, añadió el experto en ginecología.
El VPH es una infección muy frecuente de transmisión sexual y un gran número de las portadoras no saben que lo poseen. La mayoría de las personas entran en contacto con el VPH en algún momento de su vida y lo eliminan espontáneamente del organismo al cabo de unos pocos meses (como ocurre con otros virus como los del resfriado o la gripe). “Sin embargo, una pequeña minoría de mujeres no elimina el virus y corren un riesgo superior de padecer lesiones en el cuello uterino”, agregó.
“Los médicos afirman que fue un milagro”
Para Lía Cerbin el diagnóstico de cáncer de útero fue algo devastador. “Sentía que todo se desmoronaba, la tristeza aumentó, sentía fuertes dolores y durante tres meses no pude dormir por los dolores intensos”.
Ella había tenido una infancia difícil, siempre estaba triste. En su adolescencia se encerraba en sí misma, se aislaba y no quería salir, situación que se agravaba con el pasar de los días. Cuando creció, todo se le cortaba.
“Recuerdo que nunca lograba concretar algo ni salir adelante. Quería estudiar y no lograba concentrarme, salía a buscar empleo, pero no sucedía nada. Esto me hizo ser una mujer depresiva”, cuenta Lía.
La depresión hizo que no tuviera fuerzas ni para levantarse de la cama, pensaba que no servía para nada y solo pensaba en la muerte. La noticia del cáncer de útero fue la gota que rebalsó el vaso. Necesitaba una solución y la encontró en la Universal.
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