Menfis (foto), citada en los libros de los profetas Isaías, Jeremías y Ezequiel, fue la capital de Egipto en el tercer milenio antes de Cristo (a.C.). Fue una gran e imponente ciudad egipcia en aquellos tiempos, en el Delta del Nilo, región de abundantes aguas, en contraste con el resto del reino – hasta hoy, solamente alrededor del 5% del país es habitado, con la población a la orilla del Nilo, y el resto es puro y desolado desierto.
En la época, refiriéndose a Egipto, solo Tebas, al sur, se comparaba a la cosmopolita Menfis en importancia comercial y política, religiosa y económica. Fue construida por el poderoso faraón Menes, que cambió el curso de un brazo del Nilo a través de un dique, y el antiguo lecho le dio lugar a una portentosa urbe.
El primer nombre de la ciudad fue Inebu-hedy(“el muro blanco”), a causa del gran palacio real, protegido por una gran muralla calcárea. Después, fue llamada Anj-Tauy (“balanza de dos tierras” o “la que une dos tierras”), por la posición de la ciudad del antiguo curso del río, uniendo el Bajo y el Alto Egipto, unificados por Menes que, con el hecho, se convirtió oficialmente en el primero de todos los faraones.
Más tarde, fue llamada Menfis por los griegos, basados en el tercer nombre egipcio, Men-Nefer, relativo a Menes.
Arte y poder
El trabajo artístico de los alfareros de Menfis era internacionalmente conocido, por el esmero y la calidad de las piezas. El material básico de los inmuebles eran los ladrillos de arcilla secados al sol y blanqueados con cal. La vestimenta de la población era considerada lujosa: ropa de lino fino, propia para el calor – tejido apreciado hasta hoy por su alta calidad, proveniente de un óptimo algodón cultivado a los márgenes del Nilo. Los colores de las joyas y de otros accesorios eran abundantes, incluyéndose piedras preciosas y semi-preciosas.
La imponencia continuó a lo largo del segundo milenio a.C., y un poderoso retrato suyo es la gran necrópolis menfita, un vastísimo cementerio con más de 30 kilómetros de extensión, que comenzaba en Menfis y alcanzaba los territorios de Dahshur, Sakara, Abusir, Zawyet el Aryan, Guiza (donde están ubicadas las pirámides egipcias, no por casualidad son túmulos) y Abu Roash. Lo que pasaba después de la muerte era muy importante para los egipcios, que presentaban los cuerpos de sus gobernantes y los de la nobleza, con sus pertenencias, mirando la eternidad a su manera. Las construcciones de los túmulos eran tan importantes, que alrededor literalmente surgían ciudades, donde habitaban sus constructores y los responsables por el mantenimiento, además de los sacerdotes y de otros nobles. En el área perteneciente a Sakara se encuentra la primera de todas las pirámides, la del faraón Djoser (foto arriba), o la Pirámide Escalonada, construida por el gran visir Imhotep.
Decadencia
Menfis perdió su importancia conforme crecía otra ciudad, Alejandría. En el año 641 después de Cristo (d.C.), perdió de una vez por todas su lugar destacado con la fundación de la nueva capital del reino, El Fustat, al sur de donde está ubicada la capital actual, El Cairo – de la cual Menfis se distancia solo por 25 kilómetros. Olvidada durante milenios, la ciudad comenzó a ser redescubierta por arqueólogos a mediados del siglo XIX (inclusive la misteriosa esfinge de la foto de abajo, que hasta ahora nadie descubrió en honra a qué faraón fue levantada).
Por ser tan extensa, aún en Menfis hay mucho por ser descubierto por la arqueología moderna. La ciudad y su famosa necrópolis son clasificadas como Patrimonio Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Ciencia (Unesco) desde 1979.
Aún con la actual situación egipcia después de los eventos de la Primavera Árabe, que culminaron con la forzada renuncia del dictador Hosni Mubarak y el consecuente desorden hasta que un nuevo sistema de gobierno realmente se establezca, no hay noticias de algún daño causado al lugar – aunque algunos radicales islámicos defiendan la destrucción total de las pirámides y de los templos antiguos. Mientras que Egipto busca un camino en medio al caos político y económico, los monumentos históricos permanecen.
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