Niños enterrados vivos o tomando la sangre del cuerpo de sus padres para sobrevivir, mutilación de los genitales de mujeres, y cristianas abusadas delante de sus maridos. Es tanta la atrocidad que incluso parece que las escenas descritas salieron de una película de terror. Sin embargo, estas prácticas son crueles y se han vuelto comunes en Irak, desde que el califato islámico Isis tomó fuerza en aquel país y en Siria. El episodio más reciente involucró al periodista norteamericano James Foley, de 40 años, que estaba secuestrado hacía dos años, desde que desapareció en Siria.
El apareció en un video al lado de un hombre encapuchado, que lo forzó a decir que “el verdadero culpable de su muerte es el gobierno norteamericano, por haber iniciado una ofensiva aérea contra Irak”. Algunos segundos después, fue degollado por el hombre encapuchado, que, en el mismo video, también amenaza a Steven Sotloff, otro periodista norteamericano, y alega al presidente de los Estados Unidos, que el destino de Sotloff está en sus manos. “Su vida, Obama, depende de su próxima decisión”, dice. El video fue titulado “Un mensaje a Estados Unidos” y fue publicado en las redes sociales, pero fue retirado inmediatamente.
Más que un “mensaje a Estados Unidos”, el video es un serio alerta para el mundo: los periodistas capturados son la confirmación de lo mucho que la prensa nacional e internacional se volvió rehén del fundamentalismo islámico. Prueba de esto es la desproporción de los medios en el momento de condenar las reacciones del Ejército de defensa de Israel, delante del terrorismo de Hamas, y de callarse o darle poca atención a las acciones terroristas en Siria o en Irak. ¿Acaso las víctimas de Irak venden menos ejemplares que los de Gaza, si fuesen estampadas en las portadas de los periódicos?
Mientras las atenciones están puestas exclusivamente en el conflicto de la Franja de Gaza, una minoría, los yazidi, es masacrada por el califato islámico en Irak. Ninguna manifestación en las calles, ninguna indignación referida a este asunto es percibida, por más absurdo que parezca predicar la destrucción de un pueblo en los días de hoy.
Delante de este escenario, es importante que usted busque informarse a través de fuentes confiables y que no se deje llevar solamente por la prensa pública. Grandes medios de comunicación tienen grandes intereses. ¿Acaso esa diferencia en la divulgación de imágenes no es extraña para los medios a quienes les gusta todo lo trágico?
Cada uno describe el panorama de la manera que quiere y, especialmente en casos como este, las redes sociales se llenan de falsos especialistas en Medio Oriente que ni siquiera conocen su vecindario, mucho menos lo que pasa del otro lado del mundo. La cura para la ignorancia ya fue descubierta: es la información. Sepa seleccionar de dónde obtiene la suya.
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