En una noche de cielo limpio podemos ver un poco más de 3 mil estrellas, sin embargo, solamente en nuestra galaxia son más de 100 mil millones, y los últimos estudios realizados con telescopios espaciales consideran que existen en el universo más de 100 mil millones de galaxias. Un verdadero ejército infinito de estrellas.
“¿A qué, pues, Me haréis semejante o Me compararéis? dice el Santo. Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; Él saca y cuenta Su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de Su fuerza, y el poder de Su dominio.” (Isaías 40:25-26)
La grandeza de la creación
Nuestra inmensa estrella es el sol. Su distancia de la Tierra es de aproximadamente 150 millones de kilómetros y posee un diámetro de 1.392.000 kilómetros, lo que le da un tamaño que es de 1,3 millones de veces superior al de nuestro planeta. Podríamos poner 1 millón de “Tierras” dentro del sol.
¿Eso le parece grande? No hasta conocer a una de las mayores estrellas: la VY Canis Majoris. Una estrella hípergigante roja que está a más o menos 4,8 mil años luz (medida de longitud correspondiente a la distancia recorrida por la luz en 1 año, lo que equivale a alrededor de 9,5 billones de kilómetros) de la Tierra. Su diámetro es de 2,8 mil millones de kilómetros.
¿No tiene idea de lo que esto significa? Imagínese viajando en un avión alrededor de esta estrella, con el avión volando a 900 kilómetros por hora. ¿Sabe cuánto tiempo le llevaría dar la primera vuelta completa? Cerca de 1,1 mil años. Es mucho, ¿no es cierto? Y nadie viviría tanto tiempo para hacerlo.
Si la comparamos con el sol, llega a ser mil millones de veces más grande. Sin embargo, esto no es nada en medio de la inmensidad de puntos brillantes en el espacio. ¿Quién sabe cuántas otras VY Canis Majoris existen por allá? Pero Dios las conoce a cada una.
“Él cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres.” (Salmos 147:4)
Todas esas dimensiones son como detalles de una gran pantalla pintada por Dios. Mire lo que el salmista David dijo:
“Cuando veo Tus cielos, obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que Tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:3-4)
¿Ya observó que cuando hacemos algo en un tamaño más pequeño usamos los dedos para este minucioso trabajo? Es exactamente esa percepción que el salmista David tenía al respecto del Creador. Las estrellas son pequeños detalles hechos por Dios. Para crearlas Él tuvo que usar Sus dedos, para hacer puntitos brillantes tan pequeños. Ahora imagínese el tamaño de este Dios.
A nadie le gusta ser disminuido
¿Cuál es la persona que se siente bien cuando disminuyen su valor, su importancia? Nadie está a gusto delante de esta desconsideración. Con Dios sucede lo mismo. La visión de muchas personas al respecto de quién es Él es pequeña. Disminuimos a Dios y Él no nos disminuye.
“La visión de la grandeza de Dios cambia nuestras actitudes”, resaltó el obispo Jadson durante el primer Congreso de la Conquista realizado en el Templo de Salomón, en la capital paulista, el 25 de agosto. Él destacó que solo cuando cambiamos nuestra manera de ver a Dios es que nuestras actitudes son de personas que conocen sus derechos y toman posesión de las promesas del Señor para sus vidas.
El Congreso de la Conquista se realiza todos los lunes a las 15 y a las 22 horas en el Templo de Salomón. El ingreso será efectuado a través de una acreditación. Adquiera su credencial gratuitamente en una Universal o en el stand instalado frente al Templo.
Encuentre una Universal más cercana a usted, accediendo a: www.universal.org.ar/direcciones
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