Durante el siglo pasado, la conquista de derechos para las mujeres se tradujo en numerosas leyes. Sin embargo, para millones de mujeres en el mundo, esto no se reflejó en mayor igualdad y justicia. Esta es la principal conclusión de El progreso de las mujeres en el mundo, el primer informe de ONU Mujeres, titulado En busca de la justicia .
Creado hace un año, el organismo que preside la ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet, eligió un enfoque claro y contundente para su “informe insignia” –como lo denomina–, para ilustrar los avances y las deudas en materia de igualdad de género . Señala que, si bien ese derecho está consagrado en las Constituciones de 139 países, la falta de leyes adecuadas y de implementación de las normas existentes, “convierten a estas garantías en promesas vacías” con poco impacto en la vida cotidiana.
En 1911, las mujeres sólo podían votar en dos países (en Argentina, desde 1947), mientras que ahora es un derecho casi universal. Pero en la gran mayoría de los Estados, la representación femenina en los parlamentos es inferior al 30% –en Argentina, el 38%–, cuando existen numerosas evidencias de que la mayor proporción de legisladoras acelera las reformas a favor de los derechos de las mujeres .
En 125 países está penalizada la violencia doméstica, cuyas víctimas son en su inmensa mayoría mujeres, a manos de su pareja o ex pareja. Sin embargo 603 millones de mujeres viven en países donde no constituye un delito. En la Argentina se penaliza la violencia doméstica, la violación conyugal y el acoso sexual; pero el acceso concreto a la justicia se convierte, como en la mayoría de los países, en una carrera de obstáculos.
El documento de ONU Mujeres observa que la cadena de justicia se caracteriza por altos niveles de abandono, por lo que es ínfimo el porcentaje de causas que termina en sentencia justa. No obstante el informe destaca la creación, en Buenos Aires, de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia.
El documento dedica todo un capítulo a la justicia y la reparación tras la violencia de género durante los conflictos. La violencia sexual, expone, siempre se ha utilizado sistemáticamente “como una táctica de guerra”, para contagiar el VIH, provocar embarazos, obligar al éxodo de la población y aterrorizar a comunidades enteras.
Recién en 1993, con la creación del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, se reconoció la violencia sexual como crimen de lesa humanidad. En la Argentina, las denuncias en ese sentido, por delitos cometidos por el terrorismo de Estado, comenzaron a presentarse hace un par de años.
Dar alfabetización legal a las mujeres acerca de sus derechos, es para el organismo tan importante como capacitar a juezas y jueces en perspectiva de género , y dar seguimiento a sus sentencias. El documento no lo menciona, pero la formación en perspectiva de género de todo el personal del Poder Judicial es otra de las tareas emprendidas por la Corte argentina, desde la Oficina de la Mujer.
La legislación laboral es muy despareja en el mundo: mientras en buena parte de Medio Oriente y África, las mujeres tienen un acceso muy restringido al trabajo, en Europa, la licencia paga por maternidad puede llegar, como en Suecia, hasta 480 días. En cuanto a la brecha salarial, en un relevamiento de 83 países, la Confederación Internacional de Sindicatos la ubica entre el 10 y el 30% (en Argentina es del 29%).
En materia de salud y derechos reproductivos, ha crecido mucho el porcentaje de partos atendidos por personal médico especializado, aunque con varias excepciones alarmantes (apenas 6% en Etiopía, 26% en Haití, por citar sólo dos países). Son mucho peores los indicadores globales de anticonceptivos y de mortalidad materna.
En la Argentina, la tasa de mortalidad materna casi no ha mejorado en dos décadas: 72 por cada 100.000 nacidos vivos en 1990, y 70 en 2008. En buena medida se relaciona con el hecho de que, según el informe, nuestro país tiene una de las leyes más restrictivas del mundo en materia de aborto .
Que los fondos no sean empleados de manera discriminatoria es otra de las claves para equilibrar la balanza. Los 49.300 millones de dólares que el Banco Mundial distribuirá entre 2011 y 2014 entre los países pobres irán a cuatro áreas prioritarias, y una será la igualdad de género.