Nuestras actitudes son programadas. Pensamos en lo que hablaremos en determinada ocasión, cómo actuaremos en ciertos lugares o con ciertas personas. Es como si pudiésemos crear y seguir un guión. Sin embargo, en nuestro día a día siempre seremos sorprendidos por diversas situaciones, y serán nuestras reacciones lo que realmente revelará lo que somos y en quién confiamos.
El Señor Jesús, cuando pasó por la Tierra, también vivió innumerables cosas a las cuales estamos sujetos, pero lo que hacía toda la diferencia era Su manera de reaccionar ante las mismas.
Veamos estas 7 situaciones:
- 1-Él fue tentado.
“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.” (Mateo 4:1).
Durante 40 días Jesús fue tentado en Su ego. El propio diablo Lo desafió en las necesidades más íntimas del ser humano: alimento, en la propia identidad y con poder. Pero en todas esas tentaciones, Jesús mostró que sabía exactamente Quién era, cuál era Su misión y Quién Lo había enviado, demostrando plena confianza. ¿Usted ha confiado?
- 2-Él fue rechazado.
“A lo Suyo vino, y los Suyos no Le recibieron.” (Juan 1:11).
Él vino para salvar a un pueblo que Lo despreció, cuestionó Su poder y autoridad y hasta Lo compararon con Belcebú. Pero Él no desistió de su misión. ¿Usted ha desistido?
- 3-Él fue víctima de la injusticia.
“Más toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con Éste, y suéltanos a Barrabás!” (Lucas 23:18)
¿Alguna vez ha pensado si estuviere a punto de morir por un pueblo que prefiere convivir con un marginal (Barrabás era un homicida) que su presencia en medio de ellos? ¿Aun así, mantendría su fe? Jesús Se mantuvo firme en el propósito que el Padre tenía para Él.
- 4-Él fue despreciado.
“Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre Su cabeza, y Le vistieron con un manto de púrpura; y Le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! y Le daban de bofetadas.” (Juan 19:2-3).
Él era el Hijo de Dios, pero no creían en esto. Se burlaban de Él hasta inclusive en el momento de Su condenación, la muerte en la cruz. Tanto bien Él les había hecho a aquellas personas, curó, resucitó y aun así, Lo despreciaron. Esto también nos sucede a muchos de nosotros hoy. Pero no podemos, nunca, dejar de hacer lo que agrada a Dios.
- 5-Él fue traicionado.
“Y el que Le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle. Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y Le besó.” (Mateo 26:48-49)
Judas convivió 3 años al lado de Jesús. Comían, dormían e iban a los mismos lugares. Pero en la primera oportunidad, Lo traicionó por 30 monedas de plata. Jesús supo desde el principio que Judas Lo traicionaría, pero en ningún momento lo despreció, por el contrario, siempre estuvo dispuesto a perdonarlo. Debemos aprender a perdonar.
- 6-Él tuvo miedo.
“Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre Mío, si no puede pasar de Mí esta copa sin que Yo la beba, hágase Tu voluntad.” (Mateo 26:42).
Teniendo en cuenta lo que pasaría y todo el sufrimiento que enfrentaría, Jesús temió. Tan grande fue Su tensión en las vísperas de ser clavado en la cruz que Su sudor se convirtió en sangre, y Él, compartió Su miedo con el Padre. Pero aun así, Jesús dejó bien en claro que no debería ser hecha Su propia voluntad, sino la de Dios. Él no retrocedió en lo que tenía que hacer. A veces, las barreras en nuestros caminos parecen insuperables, pero no debemos retroceder.
- 7-Él fue abandonado.
“Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de Mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.” (Mateo 26:31).
En el momento en el que más necesitó, Jesús fue abandonado por todos. Cuando los soldados llegaron al jardín para prenderlo, todos Sus discípulos huyeron, con miedo de que les sucediera lo mismo. Él Se quedó solo, pero continuó con Su propósito.
Y usted, ¿Cómo ha reaccionado delante de la tentación, del rechazo, injusticia, desprecio, traición, miedo y abandono? ¿Sus reacciones han sido semejantes a la del Maestro?
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