En tres días, el pueblo de la región de Cuyo recibió una gran bendición. El obispo Djalma viajó a San Luis, San Juan y Mendoza para hacer tres concentraciones de fe que quedarán marcadas en la vida de la gente.
El pasado lunes 29 de septiembre, el obispo Djalma se hizo presente en la provincia de San Luis para realizar una concentración de fe para más de 1300 personas, que se dieron cita en la Sociedad Española, ubicada en la calle Colón 1138.
En la reunión, el obispo predicó sobre Lucas 18:1-8: “La fe nunca acepta un ‘no’ como respuesta. Había una mujer que estaba desamparada. No tenía marido, ni abogado, y estaba delante de un juez inicuo. Pero ella conocía sus derechos e hizo lo que la ocasión requería, manifestó su fe de forma agresiva, porque no aceptaba un ‘no’ como respuesta.
Nosotros tenemos como amparo la Promesa de Dios, como abogado al Señor Jesús, y nuestro Juez es Justo.
A muchos, tal vez les falte conocer sus derechos y manifestar su fe de forma agresiva. ¡No acepte un ‘no’ como respuesta!”, orientó el obispo.
San Juan, el martes 30
En San Juan, la reunión fue realizada el martes 30 de septiembre en la Universal de la capital provincial, ubicada en la calle Mitre (este) 73. Ante un salón repleto, el obispo realizó oraciones por la sanidad y la liberación y luego predicó sobre la injusticia, como en San Luis.
En Mendoza, el miércoles 1
Finalmente, el obispo Djalma terminó su recorrido en la Universal de Mendoza, en Rioja 1448, donde predicó: “Ante Dios tenemos obligaciones y derechos. Primero obligaciones, y después derechos. Ese es el orden, porque es desde abajo hacia arriba.
Él dijo: ‘Volveos a Mí y Yo Me volveré a vosotros…’, (Malaquías 3:7). Cuando obedecemos Su Voluntad, expresada a través de Su Palabra, entonces pasamos a tener derechos, que fueron adquiridos. Debido a esos derechos, manifestamos una fe agresiva.
La fe agresiva no acepta un ‘no’ como respuesta. La fe agresiva no nos deja desmayar, desanimar o desistir. La fe agresiva está apoyada en una vida de obediencia a Dios”.
A continuación, el obispo realizó dos oraciones, una por aquellos que reconocieron estar cansados, desmayados, que ya pensaron en mirar atrás, y otra para entregar la vida a Jesús.
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