Cuando se habla sobre el sexo, las personas tienden a relacionarlo como algo pecaminoso. Esa asociación fue hecha desde hace siglos. Pero el sexo no tiene nada de pecado. Fue una idea Divina, que no fue creada solo para procrear (como muchos piensan equivocadamente), sino también para el placer del hombre y de la mujer comprometidos el uno con el otro en una alianza de matrimonio.
Cuando al sexo se refiere, existen aquellos que ven a la Biblia como un libro lleno de restricciones hacia el placer sexual. Pero quien la lee con la debida atención puede observar que la misma contiene todo el cuidado del Creador para que Sus hijos tengan el placer de una relación saludable, sin traumas y con amor.
Vea a continuación 3 cosas sobre el sexo presentes en la Biblia que quizás aún no haya entendido:
- 1-El sexo es para los casados:
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Génesis 2:24).
El sexo en el matrimonio fue pensado por Dios porque Él sabe que el compromiso de dos personas casadas va mucho más a allá del aspecto físico, él es emocional. Por eso existen tantos traumas consecuentes de relaciones equivocadas. ¿Se imagina una relación emocional tan profunda con alguien que no tiene ningún compromiso con usted? El verdadero amor libre no es aquel en el cual usted puede mantener relaciones sexuales con innumerables parejas, sino aquel en el que tiene la libertad e intimidad con alguien que está dispuesto a permanecer con usted por toda la vida.
- 2-El sexo no es pecado:
Dios no instituyó el sexo después de la caída del hombre (como muchos se obstinan en creer, reforzando la asociación entre el sexo y el pecado). El mismo fue instituido desde el momento en el que el hombre y la mujer fueron formados.
“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos…” (Génesis 1:27-28).
¿Y cómo cree que ellos fructificarían y se multiplicarían? A través del sexo. Fue la primera misión que ellos recibieron del Creador. Por eso el sexo dentro del propósito de Dios no debe practicarse con culpa.
- 3-El sexo como fuente de placer:
“¡Qué hermosa eres, y cuán suave, oh amor deleitoso!” (Cantar de los Cantares 7:6).
Dios nos dotó con la capacidad de los sentidos, el olfato, el tacto, el sabor, el oído y la visión, con la finalidad de alcanzar el placer en el sentido pleno. Para el sexo, Él planeó lo mismo. Cuando Dios orienta a guardarse sexualmente para una alianza de matrimonio, Él quiere que Sus hijos experimenten un sublime placer. Si Su objetivo fuese solo el de la procreación, Él no hubiese dotado al cuerpo humano con tantas terminaciones sensoriales que convierten al acto en algo tan placentero.
[related_posts limit=”7″]