Piense en un superhéroe. Uno cualquiera. Ocho de cada diez lectores pensaron en él, el más conocido: Superman. El Hombre de Acero estimuló la imaginación de millones de niños y adultos durante más de 70 años con sus poderes sobrehumanos como volar, tener una fuerza extraordinaria, visión de rayos X y de calor, entre otros. Aun así, tiene una debilidad: la kryptonita, fragmento mineral de su planeta natal que emite una especie de radiación y que puede debilitar e incluso matar al héroe.
Entre las mujeres, la heroína más famosa es una amiga de Superman: la Mujer Maravilla. Algunos de sus poderes físicos son semejantes a los del héroe de capa roja, además de su famosa determinación de superar obstáculos. Y ella también tiene una debilidad: si fuera atrapada por su propio lazo mágico, herencia de su pueblo, no sería capaz de romperlo.
En las historietas, los escritores creyeron mejor no darle demasiado poder a esos personajes, y les pusieron puntos débiles que los hicieran más humanos, sujetos a fallas, y que hicieran que el lector se identificara un poco más con ellos. Un simple punto débil puede echar todo a perder, por más fuerza que alguien tenga.
Kryptonitas personales
Ahora vamos a salir de la ficción antigua y moderna y vamos a volver a la vida real: todos tenemos nuestras kryptonitas, cuando el tema es el comportamiento. Y una falla de ese tipo, aun en una persona que busca ser honesta en todos los sentidos, puede arruinar toda una vida.
¿Cómo hacer?
No existe nadie sobre la faz de la Tierra que no tenga uno o varios puntos débiles. Y un simple punto débil puede tirar todo por la borda, por más fuerza que alguien tenga. Entonces, la clave es dejar esas debilidades de lado, hacer de cuenta que no existen y seguir adelante, ¿no es cierto? No. Gran error. Subestimar una debilidad y no buscar protegerse de ella, no es vencerla. Es el primer paso para la derrota.
Como bien dice un dicho militar, “el conocimiento ya es la mitad de una batalla”. Una debilidad debe ser estudiada, reconocida, identificada. Cuando conocemos bien al enemigo, podemos desarrollar estrategias poderosas para vencerlo. Un punto débil es solo parte de una persona, no es ella por entero. Por lo tanto, el secreto es no subestimar el problema, sino conocerlo y ser más inteligente que este.
A continuación usted verá una lista elaborada por el escritor Renato Cardoso con las debilidades más comunes del ser humano. Entre ellas, la infancia, después de todo si esta fase no fue buena, toda la vida “paga el pato”. Varios de los puntos débiles citados pueden ser frutos de malas semillas plantadas en esa fase de la vida, como dificultades en relacionarse, baja autoestima, agresividad exagerada, depresión, ansiedad, entre muchos otros, según la psicóloga Cecília Zylberstajn, de São Paulo. Sin embargo, la parte buena de la historia es que existe una solución.
Para Cecília, “los niños necesitan poder llorar, enojarse, estar tristes, decir lo que no les gusta, pero necesitan límites sobre cómo expresarse. Decir ‘no puedes golpear’ es diferente a decir ‘no puedes enojarte’”, es decir, se le enseña que no deje que la emoción tome la delantera y genere una actitud impensada. El niño puede incluso estar enojado con algo o alguien (algo que nadie está libre de sentir) pero va a pensarlo, se va a calmar y no practicará ninguna actitud de la que se arrepentirá después.
Pero, ¿y si la infancia ya fue inestable y afectó la fase adulta? Es exactamente ahí que entra aquella historia de “identificar al enemigo” para poder luchar contra él. Según la psicóloga, la persona necesita entender y tratar los traumas de la infancia y cambiar el estándar de comportamiento que se volvieron perjudiciales para su vida actual.
Volviendo a nuestros héroes de las historietas, así como ellos tenían puntos débiles, también tenían formas de luchar contra ellos. No es en vano que la mayoría de sus aventuras era coronada con la victoria – y es por eso que nos gustaba tanto verlos en acción. Ellos solamente vencían a los enemigos externos cuando superaban los internos.
¿Y usted? ¿Ya identificó sus kryptonitas personales? Descúbralas, para entonces vencerlas y no dejar más que ellas le impidan volar más alto.
En su blog, el escritor Renato Cardoso citó algunas de esas debilidades:
Vicios: alcohol, cigarrillos y otras drogas son utilizadas como válvulas de escape de la realidad. Y en esa “fuga” también se incluyen vicios no físicos, como videojuegos y otros tipos de juegos. Cuando se da cuenta, ya pasó mucho tiempo, sin contar el hecho de que esas prácticas tienen consecuencias muy graves.
Mujeres: sí, son una debilidad para los hombres que no logran tener una sola – o que desean todo el tiempo a otras, además de la suya, aun sin tenerlas.
Hombres: también son debilidades para aquellas las mujeres que creen que los necesitan para calmar sus carencias.
Infancia: ¿sorprendido? Sí, una infancia inestable es la fuente de muchos problemas futuros. Si es incompleta, abusiva o sin la referencia de buenos padres, las consecuencias en el futuro no serán nada buenas. Un mal comienzo interfiere en toda una vida.
Dudas: una persona presa fácil de estas se vuelve indefinida, indecisa. Como sus opiniones varían mucho, siempre depende de la de los demás.
Miedo: puede traducirse como “ausencia de fe”. ¿Cómo? A veces, tener mucho miedo – como a equivocarse, a perder lo que tenemos, al futuro, a la soledad, a la opinión ajena sobre nosotros – puede dominarnos tanto que esas cosas terminan sucediendo realmente. El miedo paraliza la mente, nos quita la reacción, y todos estamos sujetos a él si no sabemos enfrentarlo.
Dinero: creado para ser algo bueno, se convierte en una debilidad – e incluso en una esclavitud – cuando hacemos de todo, por encima inclusive de la ética y de la legalidad, para conseguirlo, sin medir las consecuencias.
Orgullo: un inmenso punto débil en todos nosotros. Puede ser herido cuando somos despreciados, reprendidos, cuando no somos reconocidos, tenemos vergüenza de pedir disculpas, alguien señala un defecto en nuestra apariencia, nos sentimos intimidados por alguien mejor en algún aspecto. Una lista casi sin fin.
Sexo: otra cosa que debería sea buena, pero que solo trae desgracias cuando es usada de la manera incorrecta como la promiscuidad, la masturbación, la pornografía, la búsqueda exagerada o sin límites del placer sexual.
Emociones: dejar que el corazón tome la delantera en las decisiones o cuando sucede algo inesperado puede causar la ruina. Son varias en la lista: tristeza, depresión, timidez, baja autoestima, odio, rencor, hipersensibilidad.
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