El uso de estupefacientes es una antigua costumbre y tiene raíces culturales en diversas civilizaciones. Ya sea en rituales o en ceremonias religiosas, de forma medicinal, para el alivio de síntomas, o para servir como pura diversión, el tema genera exacerbados debates. Sin embargo, las personas se olvidan, o prefieren ignorar, que las drogas legales, como el alcohol y el cigarrillo, son tan destructivas y dañinas como la marihuana, la cocaína y las demás que normalmente son repudiadas por la sociedad.
Aunque los estudios apunten que el consumo de alcohol y el hábito de fumar sean perjudiciales para la salud y causen adicción, pudiendo llevar a las personas al mismo estado de un adicto al crack, por ejemplo, las mismas continúan consumiendo alcohol y cigarrillos sin ningún temor a las consecuencias.
Para la psicóloga Paula Aparecida Buzzo, la dependencia ocurre porque la persona no cree más que será capaz de lograr cualquier cosa sin antes consumir droga – legal o ilegal -, que proporciona una sensación inicial agradable de fuerza, de poder. “Sin embargo, pueden no darse cuenta de que, en ese momento, están perdiendo el control sobre su consumo. Por eso, incluso con tantas informaciones sobre los daños que las drogas pueden causar, existe la ilusión del control”, advierte ella.
El cigarrillo ya pasa por un proceso de devaluación, por las campañas antitabaco y las prohibiciones de fumar en lugares públicos. Pero aún esto no sucede con el alcohol, del cual se ha incentivado su consumo como una bebida social. Las personas que no lo consumen son muchas veces vistos como “tontos”.
“Nuestra familia fue reconstruida”
Marcos Almirón estaba perdido en el alcohol, su manera de ser había pasado a ser violenta, agredía a su esposa y maltrataba psicológicamente a sus hijos. Debido a su comportamiento violento se separó de su esposa. “Ella se fue de casa con mi hijo menor y yo vivía con el mayor. En ese momento llegué a estar en un fuerte estado depresivo, medicado y sin ganas de vivir, y como si fuera poco, busqué consuelo en las drogas. Hasta busqué ayuda en los curanderos”, cuenta.
Una noche vio el programa de televisión de la Universal y entendió que era posible cambiar de vida. “Cuando fui a la iglesia me daba vergüenza entrar porque los demás se reían de mí, pero me decidí y entré para participar de la reunión. Recibí la ayuda de obreros y pastores que me orientaron para salir del pozo en que me encontraba. Primero Dios me liberó de mi ego, de mi orgullo, de las drogas y del alcohol. Al mismo tiempo mi esposa vio un cambio en mí y comenzó a acompañarme junto con mi hijo menor a la iglesia. Con los cambios que había en mi familia no tardó en llegar mi hijo mayor. Hoy tenemos una nueva familia, sin violencia, sin infidelidades y sin vicios. Solo Dios pudo hacer un milagro en mi familia, por ese motivo entregué mi familia y mi vida en Sus manos”, finaliza.
Camino sin retorno
Son diversas las razones que llevan al consumo de drogas, y cada persona tiene su argumento para defender su adicción. Sin embargo, la psicóloga Paula Aparecida afirma que esa no es la manera de salir de ninguna situación, sino un camino que para muchos es sin retorno.
Si usted quiere salir de ese camino o conoce a alguien que desea liberarse del vicio, participe este domingo de la reunión principal a las 9:30 o a las 15 hs, del Tratamiento para la cura de los vicios, en la Universal de Av. Corrientes 4070 – Almagro.
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