Uno de los más respetados directores, productores y comediantes de su generación, Woody Allen, de 78 años, carga una ambigüedad dentro de sí mismo. Al mismo tiempo de ser hijo de madre judía, por lo tanto considerado étnicamente judío, también es ateo. Ya dio declaraciones polémicas al respecto de su falta de creencia en Dios, además de haber escrito un libro llamado “God: a comedy in one act” (Dios: una comedia en un acto, en su libre traducción).
Pero, aunque el director viva esa ideología, parece que la falta de fe en algo también le molesta. Durante una conferencia de prensa en París, en la promoción de su última película, dijo que su vida fue vacía, triste y sin sentido. “Por ser ateo y no creer en ninguna razón para estar aquí, tuve una vida muy triste, sin esperanza, aterradora”, confesó.
Él aún reflexiona más sobre el tema: “Usted nace sin un motivo claro, siente una comezón sexual inexplicable para tener hijos, los tiene y luego ellos tienen sus propios hijos, y usted tampoco entiende la razón. Un poco más, el mundo desaparece, y después el universo.”
Tal vez toda esa depresión sea el reflejo del escándalo del cual él fue protagonista al comienzo de este año. Su hija adoptiva, Dylan Farrow, lo acusó de haberla abusado sexualmente cuando era una niña, lo que probablemente lo sacudió.
Allen coleccionó varios éxitos a lo largo de los años, pero también escándalos en igual proporción en su conturbada vida real. Ahora cosecha lo que sembró y reflexiona que la falta de creencia en Dios quizá no haya sido una buena elección.
A Allen la falta de fe le quitó toda la esperanza y le trajo una profunda melancolía “casi palpable”. Lo que él tal vez no haya entendido hasta ahora es que la fe en Dios no necesita argumentos científicos o teológicos para existir y dar resultados.
Delante de los problemas, tener fe en Dios marca la diferencia. Es a través de ella que viene la fuerza para creer en la transformación y hacer algo para cambiar la situación. Es en los momentos difíciles que la fe da el soporte para que el ser humano tenga exactamente lo que le ha faltado a Allen: la felicidad, la esperanza y la vida con un propósito.
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