En Malasia, la religión oficial del país es el islam y todo musulmán del cual se sospeche que cambió de religión será juzgado y, si es declarado culpable, podrá ser encarcelado por dos años. Del mismo modo, aquellos que se encuentren evangelizando a musulmanes y sean abordados por la policía tendrán que responder como un criminal. Incluso un simple folleto debe tener el siguiente aviso: “Este material no es destinado a musulmanes”.
Sin embargo, los malayos que no sean musulmanes, pueden convertirse. Como existen muchos hindúes, budistas y taoístas, la Universal enfoca su trabajo de evangelización a estas personas, ya que no puede ignorar la ley. Sin embargo, esto no significa que sea un trabajo más sencillo.
El país asiático entró en la agenda de la Universal en el 2009. Inicialmente, los voluntarios se reunían en un hotel y realizaban oraciones por el pueblo. Todo comenzó de cero y, poco a poco, más personas fueron conociendo el trabajo. En el año 2013, fue inaugurado oficialmente el primer templo en la capital, Kuala Lumpur.
La malaya Vashanti Munisamy es una miembro asidua de las reuniones. Ella argumenta que, como es hija de hindúes y creció practicando esa religión, no tuvo problemas con la justicia al declararse cristiana.
“Durante muchos años sufrí depresión e insomnio”, dijo ella. “Hice varios sacrificios para los dioses hindúes, como perforar mi cuerpo con agujas e incluso caminar sobre fuego, pero nada podía llenar el vacío que sentía dentro de mí”, revela.
Sus problemas psicológicos se agravaron aún más cuando ella pasó por una separación matrimonial turbulenta y se encontró sola para educar a su hijo.
“La situación cambió cuando un obrero, amigo de la infancia, la llevó a una reunión. Allí ella aprendió a lidiar con sus sentimientos y a enfrentar los problemas. También llevó a su hijo y hoy no es más la misma persona. “Hoy yo puedo testimoniar que Jesucristo cambia la vida de aquellos que tienen una sed de cambiar, mi sed fue saciada”, afirma.
El crecimiento
A pesar de la poca libertad para trabajar en Malasia, la Universal se dedica a ayudar a aquellos que más lo necesitan. A través de la evangelización cara a cara y de puerta en puerta, los evangelistas alcanzan a indios, chinos, filipinos y trabajadores extranjeros. También son frecuentes las visitas a los hospitales y los proyectos de la Fuerza Joven de la región en contra de las drogas y el bullying.
“La Universal ha ayudado a cambiar la mentalidad de la población”, explica el pastor Álvaro Lima, responsable por la Universal en Asia. “El pueblo asiático se ha conformado con el sufrimiento como si fuese una carga proveniente de Dios, por eso, les enseñamos que es necesario indignarse contra los problemas. El resultado es que el pueblo ha obtenido conquistas no solo en el ámbito económico, sino en todos los aspectos de su vida”, concluye.
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