Para muchos miembros de la Universal, servir al prójimo como obrero es un deseo que arde en el corazón desde el momento en el que fueron ayudados por uno de estos voluntarios. Ellos quieren darle a los afligidos y desesperanzados lo que recibieron gratuitamente cuando estaban en la misma situación.
El día domingo 2 de noviembre, ese sueño fue alcanzado por los nuevos 5400 obreros y obreras que fueron consagrados en todo Brasil, siendo 3 mil de ellos consagrados en el Templo de Salomón, los cuales llegaron desde diferentes partes de Brasil.
Fue una reunión especial, que contó con la presencia del obispo Romualdo Panceiro. Cerca de 20 mil personas estuvieron presentes, tanto en el Templo como en la Universal de Brás, participando por videoconferencia.
Preparación para el gran día
Antes de la consagración, los candidatos participaron del Curso Preparatorio para Obreros (CPO), que dura tres meses. Ellos aprenden no solo lo que es ser un obrero, sino también cómo deben prepararse espiritualmente para este trabajo tan especial.
Para el obispo Sergio Correa, responsable por los obreros en todo Brasil, la expectativa y preparación de estos candidatos en los últimos tres meses fue grande. “Hemos tratado de filtrar al máximo la entrada de los nuevos obreros. El criterio es riguroso”, resalta el obispo. En cuanto a que la ceremonia haya sido realizada en el Templo, el obispo habló de la importancia que eso tuvo en la vida de estos nuevos auxiliares. “Todo lo que es hecho en el Templo tiene un sabor especial, imagine una formación de nuevos obreros. Pienso que es un hito en sus vidas.”
Dedicación
Thais Panaglio, de 18 años, sabe bien esto. Ella quiso ser voluntaria por el deseo de ayudar a las personas que han sufrido y recuerda que la preparación no fue fácil hasta llegar a ese día. “Buscaba todos los días aprender más de Dios.”
Ella cuenta su experiencia durante la consagración en el Templo. “Ser consagrada en el Templo de Salomón, donde la presencia de Dios es notada fácilmente, realmente es un privilegio. No tengo palabras para decir cómo salí de aquel lugar.”
Sergio Santos Matos (foto de al lado), de 26 años, técnico de informática, fue consagrado en Pernambuco y ahora es obrero de Peixinhos, en Olinda (Brasil). Él también recuerda las dificultades que vivió, sin embargo, nunca desistió y dijo que todo valió la pena en el momento que fue consagrado. “Ese momento fue el mejor de todos los que ya viví. Nunca me olvidaré. No hago más que agradecer a Dios por la oportunidad.”
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