Al pasear por cualquier centro comercial, el llamado al consumismo es omnipresente. Desde anuncios de liquidaciones y promociones, hasta vidrieras adornadas con lo mejor que hay en las tiendas, todo busca seducir al consumidor para que compre. En las calles, los anuncios publicitarios muestran los productos electrónicos de última generación y la ropa de temporada, personas lindas posan de una manera elegante y seductora con promesas de felicidad, en el caso de que el consumidor acepte la invitación para ir al local a comprar el producto anunciado.
Una encuesta realizada por el Servicio de Protección al Crédito (SPC), constató que el 52% de las personas ya efectuaron compras por impulso, principalmente a causa de los descuentos y promociones. Solo el 2% de los consumidores dijeron haber sido víctimas de la propia ansiedad en el momento de la compra y una mínima parte (el 1%) afirmó haber sido influenciada por las campañas publicitarias.
Para el consultor financiero Dori Boucault, la mujer es la más asediada por la propaganda y puede caer en la tentación más fácilmente, ya que tiene más amplia gama de opciones de productos a su disposición, por lo tanto, mayor posibilidad de elección. “El joven también es más compulsivo al comprar y también es más bombardeado por la propaganda y por la tecnología. El adulto busca otros placeres en la vida, como viajar y pasar más tiempo con la familia”, afirma el consultor.
Además de la publicidad que ofrece el oro y el moro, otras razones más graves, como la carencia afectiva, pueden estar por detrás de un comportamiento consumista e impulsivo. “Antes de comprar, haga algunas reflexiones para no caer en la trampa del consumismo exagerado.
Si usted no logra controlarse, busque ayuda, ya sea de un consultor financiero, o incluso, de algún conocido que sepa controlarse”, dice Boucault. Vea a continuación algunos consejos para no dejarse llevar por el impulso consumista.
Por más que el producto esté de moda y todos lo estén usando, es necesario pensar por sí mismo, evaluar la utilidad que el objeto tendrá en su vida y si lo que usted está buscando, en realidad, es algo que no se puede comprar.
Para dejar de comprar por impulso:
- ¿Realmente necesito esto?
Evalúe la necesidad de comprar el artículo. Respóndase a sí mismo: “Quiero comprarlo porque otros lo están usando y voy a dejar de usarlo apenas la novedad pase?” Si la respuesta es sí, no lo compre.
- ¿Puedo pagar esto?
Controle su presupuesto personal. Sepa en qué y cuánto está gastando de su dinero. De esta manera, usted evitará comprar lo que no puede pagar.
- ¿Tiene que ser ahora?
La publicidad hace parecer que quien no compra cuando todos lo hacen, se queda atrás. Esto no es verdad. Si usted no tiene dinero en este momento, ahorre y espere. Después del lanzamiento, el valor del producto disminuye con el tiempo y podrá comprarlo por un precio menor.
- No compre en la primera tienda
Por más tentador que esa promoción parezca, busque en otras tiendas, porque muchas aumentan el precio algunos días antes de las fechas festivas y en el día “bajan” el importe cobrado al precio original.
- No pasee por el centro comercial
Las vidrieras sirven para atraer y si usted se relaja en un lugar lleno de tiendas y anuncios de promociones, ¿qué cree que sucederá?
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