La mujer tiende a ser más crítica y casi siempre se apresura a sacar conclusiones precipitadas. Sin embargo, cuando confunde las cosas y pasa a juzgar a su semejante sin parar, es necesario duplicar la cautela y evaluar la manera como se ha comportado, porque si existe algo realmente desagradable en el ser humano es el hecho de juzgar a los demás.
Pero, seamos sinceros, aquel que nunca ha cometido un error en la vida, que tire la primera piedra. Sin embargo, buscar la perfección en los demás o vivir todo el tiempo juzgando las actitudes de terceros es al menos, una falta de elegancia.
Y aún hay más. Dijo un estudio de la Universidad Wake Forest, en los Estados Unidos, que la persona que ve todo con “malos ojos”, presenta fuertes indicios de ser desagradable, infeliz y amargada, con tendencia a ser depresiva.
Por otro lado, el estudio afirma que el que mira las cosas de una manera positiva y con encanto, es feliz, noble y equilibrado emocionalmente.
Según el psicólogo Dustin Wood, coautor del estudio, cuando la persona tiene esa comprensión positiva de los demás, con seguridad está más satisfecha con la propia vida.
La escritora Nanda Bezerra publicó recientemente un mensaje esclarecedor en el blog de la también escritora y conferencista Cristiane Cardoso y advirtió exactamente sobre esta postura.
“La mayoría de nosotras, mujeres, tenemos la manía de sacar conclusiones precipitadas y esto nos lleva a juzgar a los demás. El otro día, yo estaba prestándole atención a esto. Cuando surge una situación y no escuchamos las dos partes, enseguida sacamos una conclusión precipitada y juzgamos sin saber en realidad lo que paso”, escribió.
Para la psicóloga clínica y conferencista Olga Tessari, las personas que juzgan demasiado a los otros y solo ven los errores de la vida ajena, en general, tienen una baja autoestima, no están abiertas a aprender y, por lo tanto, viven solo en su mundo.
“Normalmente son personas extremadamente metódicas y radicales en sus conceptos, es decir, todo lo que huye de su ‘mundito’ no sirve, es incorrecto y rechazado. Ellas actúan así por varias razones, pero la principal es la mente cerrada, no aceptan lo ‘diferente’ y, peor aún, no saben cómo lidiar con eso. Por eso juzgan, menosprecian y ridiculizan. Esto no es bueno y muestra a alguien infeliz, que necesita ayuda y autoconocimiento”, advierte la profesional.
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