“Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive el SEÑOR Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.” 1 Reyes 17.1
En los tiempos de Elías, Israel sufría con una gran sequía. Había miseria por la falta de lluvias. La biblia cita el hambre extrema en ciudades como Sarepta y Samaria, por ejemplo. La restricción era tan grande que Acab, un monarca de Israel malo delante de Dios, llamó su mayordomo Abdías para ayudarlo a encontrar hierbas para que coman los caballos.
El agua se había convertido en recurso escaso y, en consecuencia, de mucho valor. Sin embargo, ¿qué cosa tan mala hizo Acab para que Dios permitiese la sequía sobre su reinado?
Reyes irresponsables en Israel
Después de años de un imperio glorioso, el rey Salomón perdió todo. La biblia narra que él tenía muchas mujeres extranjeras en su casa. Había mujeres moabitas, amonitas, edomitas, de Sidón (fenicias) y otras naciones en la tierra de Canaán que adoraban a sus dioses. Entonces, Salomón se contaminó con la creencia de esas mujeres y alabó Asterote, la diosa de la fertilidad de los sidonios, y Milcom, también conocido como Moloc, dios de los amonitas.
Después de la muerte de Salomón, Jeroboam, que no era el heredero directo del trono de Israel, asumió el reinado. Roboam, el heredero de Salomón, se mudó con toda la tribu de Judá a Jerusalén, donde eran hechos los Sacrificios a Dios. Para que los israelitas no ofrendasen más al Señor en Jerusalén y se juntasen a Roboam, Jeroboam decidió constituir dos becerros de oro para que el pueblo los adorase en Bet-el y Dan.
Esa decisión obviamente, le costó muy caro a Jeroboam, ya que su linaje no continuó. Y a partir de él, Israel tuvo sucesivos reyes malos e irresponsables en cuanto a Dios.
Como es narrado en el Libro Sagrado, Acab, que era hijo de Omri, hizo peores cosas que su padre y los reyes del pasado; e incluso se casó con Jezabel, que adoraba a Baal. La pareja levantó altares para los dioses falsos y mató a los profetas del Creador. No tenían respeto por Dios. Por eso, Elías le determinó a Acab que una gran sequía vendría.
El fin de la sequía
Además en el tercer año de sequía, Dios habló con Elías que daría lluvia a Israel y que deseaba restituir la unión que había con su pueblo. Fue entonces que Elías desafió a los 450 profetas de Baal y los 400 de Asera en el Monte Carmelo, mostrando que Dios era vivo y poderoso. Al ver las llamas consumiendo el sacrificio, los israelitas adoraron al Creador, entendiendo Su autoridad.
Por fin, después de la restitución de la unión del pueblo con el Señor, una fuerte lluvia cayó sobre la Tierra. “Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel“ 1 Reyes 18:45
¿Su vida está en una gran sequía?
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