Gabriel llegó a la Universal hace un año y ocho meses con su vida destrozada. “Vengo de una niñez muy dura, mis padres tomaban, peleaban mucho, se agredían verbalmente. Eso marcó mucho mi infancia.
De adolescente empecé a tomar alcohol, con 14 años ya consumía marihuana. Como eso no me satisfacía consumí también cocaína y pastillas. Era un joven muy nervioso, me iba de mi casa, dormía en la calle y hasta estuve detenido.
Con 24 años conocí a quien hoy es mi esposa y creí que iba a cambiar, pero fue peor. Dejaba sola a mi esposa con mi hijo y desaparecía durante cuatro días, tomaba, me drogaba, le era infiel y, al regresar, empezaban las agresiones.
Por las drogas me endeudé, también me apuñalaron y estuve internado durante cinco días. Cuando salí del hospital seguí drogándome y agrediendo a mi mujer. Ella me abandonó y así toqué fondo.
Me invitaron a la Universal y al poco tiempo escuché hablar de la Hoguera Santa. Participando en la iglesia no lograba dejar las drogas. Notaba tranquilidad en mi, pero no podía dejar el vicio. Tomé a la Hoguera Santa como la oportunidad de cambiar mi vida.
En este tiempo participé de tres Hogueras Santas y gracias a Dios recibí respuestas en todas. En la primera, bajé del altar y, al llegar a casa, tiré las drogas que tenía guardadas. Vencí el vicio que me había dominado durante 16 años. Nuestro matrimonio fue restaurado, tuvimos otro hijo, pagué las deudas que tenía.
En la segunda Hoguera pude construir mi casa y comprar mi auto. Ya en la última campaña conquisté diez locales comerciales, tengo diez empleados y le compré un 0 Km. a mi esposa. La Hoguera Santa cambió mi vida”.
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