Casarse con alguien que sabe argumentar y defender su opinión puede ser frustrante, aún más si la persona nunca reconoce sus errores y “gana” las discusiones por insistencia. Además de esto, el nacimiento de un hijo puede complicar una situación que ya era precaria. Estos son los problemas de las personas que han solicitado una orientación al matrimonio de conductores Renato y Cristiane Cardoso en esta edición de la Escuela del Amor Responde. Las mismas serán identificadas como amigas.
Amiga – Estoy casada hace un año y algunos meses. Mi marido es muy nervioso y peleamos por muchos motivos. Él ya me insultó con palabras horribles. Sé que no soy perfecta y que también le devuelvo todo lo que él me dice. De esta manera vivimos en un intercambio de insultos. Él ya se me tiró encima para golpearme y dijo que soy yo quien lo provoca mucho. Con la inesperada venida de nuestro hijo, hemos tenido que adaptarnos uno al otro y además nos adaptamos al bebé. Quiero aprender cómo debo actuar en esta fase.
Cristiane – En esta fase de adaptación es normal que ustedes dos – que nunca vivieron juntos, que son personas totalmente diferentes, que comenzarán a unir todo y a verse todos los días y todo el tiempo – tengan sus diferencias y que vean el lado malo uno del otro. Cuando uno trae un bebé a esta fase de adaptación que, a veces, no dura un solo año, sino varios años, no es bueno. Los dos necesitan ver qué es lo que los está llevando a agredirse mutuamente. Aunque la persona grite, le falte el respeto, usted no debe agredirla de la misma manera. Aún más la mujer, porque es la parte más frágil. El hombre, por otro lado, es más fuerte físicamente y, en el caso de que haya un descontrol, él puede perder el control y terminar siendo agresivo. No es prudente que la mujer provoque al marido. No estoy diciendo que esté bien que él la agreda, él está totalmente equivocado, pero usted, que es mujer, en nombre de su propia seguridad, debe evitar ser agresiva también.
Renato – Es mejor no echar leña al fuego, no ser la gasolina para el fuego. Él ya es una persona agresiva, que necesita ayuda, y usted se lanza hacia la agresión también. ¿Qué cree que va a pasar? Si usted quiere saber qué hacer para no enojarlo, entonces, cuando esté enfurecido, haciendo cosas para provocarla, usted necesita dejar que el momento pase. No es necesario devolverle lo que él le hace con la misma moneda. No es necesario, no hay nada que diga que usted tiene que responderle a la misma altura. Al contrario, una palabra muy sabia en la Biblia dice que la respuesta blanda desvía el furor y la ira de la otra persona. Es eso lo que usted tiene que hacer. Tiene que elegir la palabra blanda y tranquila para responder. De su parte, inmediatamente, es eso lo que debe hacer. ¿Qué es mejor? ¿Aguantar y dar una palabra dulce como respuesta o no tolerar una falta de respeto? La buena noticia es que eso pasa. Si ustedes hicieran las cosas bien, especialmente usted que está buscando el consejo, eso pasa. Usted debe tener paciencia. Su bebé necesita un ambiente tranquilo. Usted tiene que buscar hacer su parte, para que su marido vea en usted un ejemplo de cómo hay que actuar correctamente, para que él no tenga más motivo para exaltarse con una provocación suya. Él necesita ayuda, pero si usted quiere ayudarlo a cambiar, el control ahora está en sus manos. Piense en la palabra suave; repítase a usted misma, cuando él la esté provocando, que no vale la pena reaccionar. Después, cuando los dos estuvieran en un buen momento, pues no viven solo de malos momentos, usted necesita decirle que ambos necesitan ser mas persuasivos, que a veces usted está estresada por los quehaceres domésticos, que el bebé exige mucho de usted, que quiere trabajar en equipo con él y que eso sería lo mejor para ambos. En un buen momento, negocie, muéstrele soluciones a su marido, no esté reclamando. Eso no la lleva a ningún lugar.
Amiga – ¿Qué se debe hacer cuando el marido tiene siempre la razón y la esposa siempre está equivocada, y cuando él no ve sus errores y solo sabe culpar a su esposa por todo? Mi marido no acepta nada, ni opinión. Y tengo que aceptar todas sus groserías.
Cristiane – Yo diría que algunos de los problemas en la relación solo pueden ser resueltos de una manera: a través de la oración, porque es una situación difícil. Yo ya viví una situación parecida. Renato, cuando teníamos esos problemas que ustedes ya saben, siempre creía que tenía la razón. Incluso cuando estaba equivocado, para él tenía la razón.
Renato – Yo era mejor como argumentador y, por eso, siempre tenía razón.
Cristiane – Sin querer, esa persona que siempre piensa que está en lo correcto, a sus propios ojos, va anulando a la otra persona. La otra persona siempre tiene que aceptar que está del lado incorrecto y nunca logra argumentar. Es una situación difícil para la persona que es anulada, porque no existe algo que ella pueda hacer. Ella se pone a responderle, discutiendo y la situación empeora. Todo a causa del orgullo de la otra persona. El orgulloso va a querer ganar la discusión y que su argumento prevalezca de cualquier forma. A veces, es mejor orar, que fue lo que hice durante muchos años, y que todavía hago cuando estoy en una situación con la cual no sé lidiar, que está fuera de mi alcance para hacer algo. Le pido ayuda a Dios.
Renato – Orar hará que dos cosas sucedan: primero, usted va a dejar de expresarle su frustración a su marido. Y no va a permitir más que las discusiones se extiendan. La segunda es que usted está yendo directo a Quien puede cambiar a su marido, que es Dios. Esto es algo que usted tiene que practicar. Pero no basta solo orar y pedir por la mañana, a la hora del almuerzo o a la noche y que, cuando él llegue a su casa, usted pelee con él. No sirve, pues usted anula, con la palabras dichas a él, las palabras que Le dijo a Dios. Cuando usted habla con Dios, tiene que confiar y dejar que Él actúe. Hay algunas cosas prácticas que usted puede hacer: primero, reconocer que eso es frustrante y calmarse, tener paciencia; segundo, usted tiene que saber elegir sus discusiones, no vale la pena discutir sobre todo, pues, cuando la persona es así, las discusiones suceden por las mínimas cosas. Usted va aguantando, soportando, y entonces llega un día en que ustedes van al restaurante, él quiere un sabor de pizza y usted quiere otro, pero él elige lo que a él le gusta. Una tontería, pues usted también come lo que él eligió. Entonces usted explota por algo bobo. Existen cosas que usted puede dejar pasar. Sin embargo, es necesario saber lo que no puede dejar pasar, lo esencial. O sea, las cosas que son camellos y no mosquitos. También cuidado con la palabra “siempre”. Si usted le dice que él “siempre” tiene la razón, probablemente, él va a comenzar una discusión, pues sabe que no siempre tiene la razón. No es algo sabio. Usted tiene que buscar ver que, generalmente, él cree que tiene la razón, pero “siempre” no es verdad. Ninguna generalización es verdad. Usted tiene que conversar con él de una forma lógica y no emocional. Pregúntele, un día tranquilo, lo siguiente: si una empresa tiene dos socios y uno de los dos tiene un problema, ¿dirías que la empresa tiene un problema? Probablemente, él va a decir que sí, pues es una respuesta inteligente. Entonces le pregunta si él cree que la empresa puede funcionar bien si uno de los dos socios tiene un problema. Y concluye diciendo que usted tiene un problema, que el matrimonio de ustedes es la empresa. Y, si usted tiene un problema, entonces él también tiene un problema. Arguméntele sobre eso y él tendrá que recapacitar. Fue eso lo que cambió nuestra historia. Yo creía que solo Cristiane era el problema y que yo siempre tenía la razón. Después entendí que, cuando ella tiene un problema, también tengo un problema. Así, comencé a lidiar con las dificultades en el matrimonio, con los reclamos que ella traía. Pregúntele si él quiere tener razón siempre y estar soltero, o a veces estar equivocado, pero casado. Quiero concluir recordando que hay personas que leen esta página solo para marcar los errores del compañero. La persona lee, no reflexiona sobre sí misma, va hacia el compañero y le marca lo que está haciendo. O sea, la persona solo mira el error del otro y no el de ella.
Cristiane – Así, usted termina por no resolver los problemas del matrimonio ni ayudando a la otra persona a cambiar, pues cuando usted le apunta el dedo a una persona, ella va a apuntarle el dedo también. Es la manera de defenderse cuando está siendo atacada. No es sabio. La mejor manera de resolver los problemas es ver cuál es su participación, qué hace usted para contribuir y qué puede hacer al respecto. Es una decisión personal, que no depende de la otra persona. Usted misma puede cambiar.
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