Cuando llega el fin de año, las personas reflexionan sobre los días que pasaron y planifican los que vendrán. Renuevan los deseos de prosperidad, de resolver conflictos, de crecer en la carrera, de vivir un amor verdadero. En esa etapa, un día se vuelve crucial para el cambio efectivo: 31 de diciembre.
Son muchas supersticiones las que prometen una transformación de vida, desde comer lentejas, saltar siete olas, usar ropa colorida hasta matar animales. Salete Moura Botelho Oliveira, de 34 años, analista de recursos humanos, creía y hacía estos tipos de ofrendas. A la joven le encantaba salir a clubes nocturnos a bailar, a todos les gustaba su compañía, sin embrago era una mujer vacía por dentro. Cuando llegaba este periodo del año, insistía en pasarlo a las orillas del mar. “Me vestía de blanco, saltaba siete olas, comía lentejas para traer prosperidad, creaba mucha expectativa y nada sucedía. Siempre pedía encontrar un novio, pero nunca me estabilizaba con nadie”, cuenta.
Ella recuerda que, cada año que pasaba, su vida empeoraba. “Mi familia era una desgracia. Solo había discusiones, mis padres estaban separados. Me deprimía. Tuve una época en la que tenía voluntad de morir, estaba manejando y escuché una voz que me decía así: “acelera y tira el auto del puente”, recuerda.
Salete no tuvo coraje de quitarse la vida y continuó intentando cambiar de la forma que sabía. Y otra vez, fin de año se aproximaba, pero aquella vez sería la última que le traería sufrimiento. “Recuerdo que era media noche y mi novio estaba muy raro conmigo, discutimos y el cortó el noviazgo. Me hundí en la depresión y, en aquel momento, cuando nadie más sabía qué hacer, decidí aceptar una invitación que había recibido hace tiempo atrás para ir a la Universal”, afirma.
Desde que ella comenzó a asistir a las reuniones, hace más de tres años, su vida cambió. “Ahora solo paso en fin de año en la Universal, buscando a Dios y Él me ha ayudado cada año. Todos mis planes se han concretado”, se enorgullece Salete. Actualmente está casada y dice que encontró la verdadera fuente para transformar sus sueños en realidad.
Cuando las promesas solo traen desgracias
César Córdova, de 42 años, corredor de inmuebles, pasaba todos los fines de año en el litoral y hacía varios rituales para lograr un año nuevo mejor. “Hacía ofrendas para las entidades y esperaba tener un feliz año nuevo. Solo que eso, en vez de mejorar mi vida, trajo lo contrario”, recuerda.
Después de diez años de matrimonio, el se divorció de su esposa en navidad. Entró en depresión y también pensó en el suicidio. “Lo que más me marcó es que fue justo en la época festiva, todo el mundo fue a la playa para festejar y yo estaba allí muriéndome por dentro. Todo el mundo celebraba y yo no tenía nada para festejar”, recuerda.
Fue cuando decidió buscar fuerzas en Dios para vencer los malos pensamientos. “Hoy, paso todos los fines de año en la Universal y he cosechado frutos positivos de eso. Me casé nuevamente y tengo una relación armoniosa. Hoy tengo una nueva vida”, finaliza César.
¿Por qué los rituales no funcionan?
Según el obispo Clodomir Santos, las decepciones e ilusiones causadas por la ofrendas de Año Nuevo suceden porque, cuando no hay un fundamento para la creencia, naturalmente la persona se frustra. “Más allá de eso, trae todo lo negativo, pues con esas actitudes son invocadas entidades malignas” explica.
En su blog, el Obispo Edir Macedo también habla al respecto del asunto y cuestiona ese hábito: “Muchas personas pasan el fin de año a la orilla del mar y hacen ofrendas a los espíritus malignos. Y usted, ¿a quién va a ofrendarle este fin de año? Usted elige a quien va a servir el próximo año. Aquellos que deciden servir al Señor de los Ejércitos tendrán ciertamente la protección divina durante el año”, argumenta.
El obispo Clodomir completa afirmando que el secreto para un año nuevo exitoso está justamente en la fe, que es la promesa de Dios. “Comenzar el año en la presencia de Dios decidido a obedecer Su Palabra determina Su protección y cuidado. Por eso, venga este fin de año a una Universal, a las 22 horas y tenga una experiencia maravillosa con Dios”.
Vigilia de Fin de Año
Miércoles 31 de Diciembre a las 22 h participaremos de la Santa Cena. En la ciudad de Buenos Aires únicamente en Av. Corrientes 4070, Almagro. En el resto del país, en la Universal más cercana a su domicilio.
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